La muerte es algo natural

Poco tiempo después llegó la desgracia a los  manatíes. Los árboles habían sido arrancados  para poder sembrar. Pero la siembra en nuestros  días ya no es natural. Gran cantidad de  químicos fueron arrojados al lago sin control.
Los animales no necesitan mausoleos, ni placas,
ni títulos postumos, ni homenajes, ni misas,
ni ceremonias. Los animales vuelven a la
naturaleza a la que pertenecen. Para ellos,
como la vida, la muerte, es algo natural.
Hace unos días sucedió algo que me dió una gran lección sobre la vida y la muerte. Mientras caminaba por una de las calles de mi pueblo, un golpe fuerte sonó sobre mi cabeza. Se trataba de un disparo con una escopeta de balines impactando con las hojas de un naranjo.

Oí pájaros revoloteando y a mis pies cayó un gorrión casi muerto. Si bien el disparo no le había matado, el pequeño ser agonizaba. Lo tomé en mis manos y lo llevé rapidamente a mi casa, mis padres tienen dos pájaros y por ser gente criada en el campo pensé que quizá podríamos salvarlo. Llegó casi muerto.

Dicen las personas del campo que a los gorriones hay que mojarles las patas con agua para reanimarlos. Tras un buen rato logramos hacerlo. Le pusimos de comer y de beber pero el gorrión se negó a hacerlo, es como si hubiera aceptado su muerte.

El veterinario no estaba abierto hasta el día siguiente así que probamos con los remedios que conocíamos. Tras un rato logró moverse y se metió bajo los muebles. Cuando lo vimos recuperado lo llevé al árbol de donde cayó, probablemente ahí estaba su nido y sus padres lo cuidarían. Por estar tan débil cayó del árbol y fue a esconderse debajo de un coche. Unos gorriones nos sobrevolaban, probablemente eran su familia. Algunas veces, cuando no están heridos, la familia los recoge de nuevo.

Segundos después, mientras lo observaba, un gato negro se coloco frente a frente para devorarlo. El pájaro entendía que su momento había llegado y no hacía nada por huir del gato, ambos se miraban en un momento que paradojicamente para ellos era natural. En ese momento me ví contemplando la sabiduría de los animales ante la muerte y su aceptación hacía ella como algo natural.

En ningún momento tuve una sensación desagradable cuando vi al gato y al gorrión frente a frente, ambos aceptaban las cosas como son. En ese momento pensé que debí dejar el ciclo de la vida seguir su curso y marcharme. Sin embargo pudieron más mis ganas de salvarlo, así que me interpuse entre el felino y él, lo tomé en mis manos y lo llevé de nuevo a mi casa donde seguimos cuidandolo.

Por no comer ni beber, cada vez estaba más débil. La situación me hizo entender que la muerte es algo natural y parecía que nuestros esfuerzos probablemente no servirían. Su estado físico era tan débil que no sobreviviría.

Me dio pena del hombre que apretó el gatillo, probablemente esta persona no es consciente de que al destruir la vida está destruyendose a sí mismo. Un día su conciencia despertará y entenderá qué muerte tan injusta dio a estos animales. No mató por necesidad, ni para alimentarse, ni para defenderse, mató por matar.

La caza, cuando no se hace por necesidad, es una de las actividades más crueles que existen. Es una enfermedad mental. Pensé en lo bueno que sería si los niños en lugar de ser enseñados a matar a los animales que permiten su supervivencia, fueran enseñados con una cámara en la mano a observar y contemplar las maravillas de la naturaleza.

Al final, no pudo ser. Al llegar la noche el gorrión murió. La vida abandonó a este pequeño mientras estaba en mis manos intentando darle calor. Por lo menos tuvo un final digno y su muerte servirá para crear conciencia entre los que lean este blog.

Aunque sabíamos que probablemente no sobreviviría lo intentamos hasta el último momento. Creo que a todos nos quedó la pregunta de porqué los cazadores matan por matar, quién da ese poder a quién. Sin ninguna necesidad, sin ningún motivo, este pájaro, como tantos otros animales y plantas perdió la vida sólo para entretener a alguien que no tiene conocimiento de que lo que hace a este pájaro se lo hace a él mismo y a sus descendientes.

Los animales que conviven con mi familia son enterrados juntos. En un lugar escogido en el campo están todos y así los podemos visitar. Este gorrión, que formó parte de nuestra familia, ya está enterrado allí

Ojalá la muerte de este pájaro sirva para que las personas que cazan o apoyan la cacería cambien la escopeta por una cámara fotográfica y perpetúen en imágenes las maravillas de la vida animal y la naturaleza.

Los animales no necesitan mausoleos, ni placas, ni títulos postumos, ni homenajes, ni misas, ni ceremonias. Los animales vuelven a la naturaleza a la que pertenecen. Para ellos, como la vida, la muerte, es algo natural.

Esta historia fue publicada originalmente en Oxkintok y fue la que inspiró la creación de este blog.
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