Viaje al Centro del Universo. Parte 12: Las mariposas amarillas

Nos fumigan

Cuando pasamos un lugar donde están fumigando, un chapulín se posa en el cristal delantero. Me pregunto si el insecto, huyendo de los venenos, habra decidido venirse con nosotros en busca de un nuevo hogar.
Al pasar un lugar donde están
fumigando un chapulín se posa
en el cristal delantero. Me
pregunto si el insecto, huyendo
de los venenos, habrá decidido
venir con nosotros en busca
de un nuevo hogar.
En el camino a Campeche nos encontramos con más grupos de hombres arrancando árboles junto a la carretera. Decenas o quizá cientos de árboles están siendo cortados.

El hermoso paisaje yucateco de mis recuerdos se desvanece. Las carreteras rodeadas de selva y llenas de mariposas amarillas están ahora decoradas con campos deforestados, personas fumigando y botes de herbicidas vacíos.

Pasamos por un lugar donde están echando herbicidas y un chapulín se posa en el cristal delantero. Me pregunto si el insecto estará huyendo de los venenos buscando un nuevo hogar.

Tras instalarnos en el hotel salimos a pasear por la ciudad. Visitamos el pequeño museo de la catedral y las murallas del fuerte. Campeche ha sido declarada recientemente Patrimonio de la Humanidad

Desafortunadamente, como la mayoría de las ciudades modernas, las calles de Campeche no tienen árboles y sin sombra hace un calor infernal. Decidimos abandonar el paseo y buscar refugio en el fresco de una iglesia. Medito un rato sentado frente a una imagen de San Francisco, otro de los muchos "locos" que intentó que la sociedad comprendiera el valor de la naturaleza.

Un bote de herbicidas en el camino entre Santa Elena y Campeche
Bote de herbicidas vacío en el camino
entre Santa Elena y Campeche
Siempre me pregunto por qué las ciudades modernas no tienen árboles con los beneficios que traen.

Es un hecho probado que los árboles regulan las temperaturas y purifican el aire que contaminan los automóviles.

Sus ramas, además de dar sombra, cobijan a muchas aves dando alegría a los lugares.

Un árbol de aguacate maduro puede dar una media de 300 kilos de frutos por año. Se podrían también sembrar árboles frutales que darían de comer a las personas.

Después del atardecer nos vamos a cenar al Restaurante Marganzo, un lugar de comida mexicana tradicional.

El dúo Los Navegantes, que componen Julio Cano y Freddy Damián, nos canta algunas canciones tradicionales mexicanas: Reloj no marques las horas...Detén el tiempo en tus manos...

Entre canción y canción conversamos con los artistas sobre las tradiciones yucatecas. Campechano en el diccionario significa: Que se comporta con llaneza y cordialidad, sin imponer distancia en el trato. Los músicos nos demuestran que los campechanos son verdaderamente personas humildes y amistosas.

Después de cenar caminamos un rato hasta unas terrazas que están muy cerca del restaurante y cuando estamos llegando sucede algo que nos hace salir corriendo del lugar.

Imagen del centro colonial de Campeche, Yucatán
Puerta en el centro de Campeche
Junto a nosotros pasa un joven ¡fumigando con herbicidas las plantas en la calle! Con un bote de veneno en la espalda el joven arroja el líquido en el suelo a unos metros de nosotros.

Un viejo campechano, con una sonrisa en la cara, comiéndose un bocadillo, se acerca y nos dice con tono jocoso: ¡Vean señores, nos están exterminando como a las cucarachas!

Aunque el asunto de la fumigación no es para reírse, la broma del anciano es buenísima y todos nos reímos a carcajadas.

Sabemos que los químicos provocan, en mayor o menor medida, problemas en la salud.  No hay excepción.

Todos, sea por ingestión, por el contacto con la piel o por la respiración, incluyendo los de limpiar los platos, los cristales o el suelo, afectan a nuestra salud a corto o largo plazo.

A las demás personas parece no importarle que estén rociando la calle con herbicida. ¿Será posible que nadie sepa que los herbicidas dañan la salud?  El anciano sonriente, uno de los pocos que parece haberse dado cuenta del asunto, se aleja tranquilamente mientras se come su bocadillo.

Una imagen de la Virgen María en la Catedral de Campeche, Península de Yucatán
Una imagen de la Virgen María en el
museo de la  Catedral de Campeche
Cuando visito lugares donde arrojan productos químicos comienzo a estornudar y me pican mucho los ojos; como si tuviera una fuerte alergia. Esa alergia es la señal que manda mi cuerpo para avisarme de que hay químicos y que tengo que retirarme.

Lo que digo no es superstición. Uno de los herbicidas que fotografié cuando veníamos en camino contiene glifosato.

Los efectos secundarios que sufren las personas expuestas a este químico son similares a los de la alergia y se pueden ver en esta página del Semarnat.

El glifosato está siendo señalado como uno de los principales culpables de la muerte de millones de abejas en todo el mundo. Yucatán es un lugar donde la apicultura es, como en mi tierra, una fuente importante de empleo. Me pregunto si sabrán los apicultores yucatecos que estos herbicidas podrían hacer un gran daño a sus colmenas.

El pueblo donde nací y viví toda mi infancia, Prado del Rey, en la Sierra de Cádiz, es el lugar con más apicultores por metro cuadrado de España. Muchos de esos apicultores son mis familiares y amigos. Todos me cuentan que las abejas mueren cuando se aplican los herbicidas.

Aunque todos lo han visto con sus propios ojos y sus conclusiones vienen de la experiencia, su opinión no importa porque del otro lado está la palabra de las grandes empresas multinacionales y de los científicos que ellas mismas controlan, unos científicos "oficiales" a los cuales ni los gobiernos ni la prensa se atreven a contradecir.

Recuerdo que en mi juventud sentí mucha tristeza cuando un año las abejas de mi padre se murieron. Para los "científicos" era un misterio y decían no encontrar una explicación razonable. Hoy, años después, me pregunto: ¿Sería el uso de estos químicos, que se introdujeron en España a mediados de los años setenta, lo que las mató?

Una escultura de la artista surrealista Leonora Carrington decora una calle de Campeche, Yucatán
Obra de la artista surrealista Leonora  
Carringtonen una calle de Campeche, 
Península de Yucatán.
Cabe preguntarse: ¿Por qué estará la sociedad "moderna" obsesionada con destruir las llamadas "malas hierbas"? ¿Que daño nos hacen estas plantas para que las queramos exterminar?

Supongo que Jesucristo, cuando habló en su Parábola de la mala hierba de separar el trigo de la cizaña, no imaginó que dos milenios después, los seres humanos tomarían como "misión divina" destruir todas las "malas hierbas" del mundo con sus herbicidas.

Estas plantas que destruyen los herbicidas, llamadas despectivamente maleza o malas hierbas, mantienen viva la capa fértil de la tierra y evitan la erosión. Sin ellas la tierra se enferma y se muere.

El problema del uso de estos venenos no es un problema exclusivo de Campeche, ni de Yucatán, ni de México, ni de España: El problema de los agroquímicos es un problema mundial.

Cerca de la madrugada el dios maya de la lluvia Chaac comienza a soltar rayos y truenos. Observando la lluvia caer por la ventana me quedo dormido.

El dúo los Navegantes cantando Malagueña Salerosa en el Restaurante Marganzo de Campeche. Una de las cosas más bonitas de México es que aun se conserva el valor de la música en vivo en los restaurantes.


La carretera de la muerte

Amanecer en el centro de Campeche, Yucatán
Amanecer en el centro de Campeche
Al día siguiente dejamos Campeche y nos dirigimos a Calakmul, una ciudad maya situada en una de las reservas forestales más importantes de México.

Cuando llevamos una hora de camino observo que una mariposa amarilla se estrella contra el cristal delantero. El insecto deja una marca en el cristal.

La aguja marca 80 kilómetros por hora. Decidimos bajar la velocidad a 60. Nuestra idea es matar la menor cantidad de mariposas posible. Decido contar el total de mariposas que se choquen contra el cristal.

Al final del viaje, en aproximadamente 300 kms, cuento 13 mariposas amarillas aplastadas contra el cristal. Para muchas personas, la carretera de alta velocidad es un "avance" pero para estas mariposas la carretera es enviada de la muerte.

Cuando salimos de la ciudad observo como una mariposa amarilla se estrella contra el cristal delantero del coche. El insecto deja una marca en la luna delantera.
Cuando salimos de la ciudad observo
que una mariposa amarilla se estrella
contra el cristal. El insecto deja una
marca en la luna delantera. Aunque
no le damos importancia, después de
cada viaje, en la parte delantera del
carro, siempre hay una gran cantidad
de insectos aplastados. ¿Serán las
carreteras otra de las causas por las
que se están extinguiendo tantas
especies en nuestro planeta?
Al final del viaje hacemos un cálculo. Si nosotros a 60 kilómetros por hora hemos matado 13 mariposas, en un día, 100 automóviles a la misma velocidad matarían más o menos 1.300. Siguiendo el mismo razonamiento en 30 días morirían 39.000 mariposas y en un año morirían 468.000.

La mayoría de los coches iban a más del doble de velocidad que nosotros. Por lo cual el número de mariposas podría llegar a un millón.

Seguro que los defensores de la carretera encontrarían una explicación científica para afirmar que estos cálculos están equivocados.

Sin embargo esto no es lo importante, y dejando a un lado las matemáticas y usando el sentido común: ¿Has observado que después de cada viaje hay una gran cantidad de insectos aplastados en la parte delantera de tu carro? ¿Te has preguntado alguna vez cuántos insectos matamos cada vez que salimos de paseo?

Observando las manchas amarillas en el cristal pienso en los peligros que acechan a las mariposas y el resto de habitantes de la selva.

Las que no sean atropelladas por los camiones corren el riesgo de morir envenenadas por los químicos. Y si la carretera y los químicos no las matan, los herbicidas destruirán las plantas silvestres de las que se alimentan haciendo que se mueran de hambre. ¿Sucederá en Calakmul como sucedió en mi tierra donde apenas quedan ya mariposas?

Cuando era niño, antes de que llegara a mi pueblo el falso "progreso", pasaba mucho tiempo recorriendo los montes, subido a los árboles y en las piedras. Uno de mis lugares favoritos era la Torre Pajarete, una fortaleza árabe que hay muy cerca de mi pueblo. Durante aquellos años vi en estas aventuras venados, jabalíes, jinetas, zorros, comadrejas, hurones, salamandras, culebras, víboras, lagartijas y muchas aves.

Una niña viaja en pequeño autobus junto  a la carretera que une Campeche y Mérida.
Una niña viaja en pequeño autobus 
junto a la carretera que une 
Campeche y Mérida.
Este año, treinta años después, cuando regresé a este mismo lugar, oí el silencio de una naturaleza casi muerta. No ví en tres horas ningún animal.

Desde la torre abandonada, que se derrumbó hace poco, vi un inmenso desierto de tierras deforestadas y áridas. Tierras sembradas con transgénicos y contaminadas durante décadas por agroquímicos.

En mi infancia no fui capaz de comprender que la carretera, en lugar de traer progreso, se dedicaría en silencio a matar a los insectos y a los animales.

Tampoco que los químicos que la gente echaba en su huerto, que todos decían que eran "buenísimos" y "no hacían daño", acabarían destruyendo, en colaboración estrecha con la carretera, gran parte de la vida salvaje.

Un día antes de nuestra llegada a Calakmul, la UNESCO celebraba un acto donde declaraba a Calakmul Patrimonio de la Humanidad. A la misma hora, en la carretera, centenas de insectos, quizá miles, morían aplastados contra los automóviles y los camiones.  

Los murciélagos

Un insecto posado en el mosquitero del restaurante del Hotel Puerta Calakmul. Los mosquiteros protegen de los insectos sin la necesidad de usar fuertes venenos.
Un insecto posado en el mosquitero 
del restaurante del Hotel Puerta  
Calakmul. Los mosquiteros protegen 
de los insectos sin la necesidad de 
usar fuertes venenos.
La cueva de los murciélagos esta cerca del hotel, al otro lado de la carretera. A ella se llega por un sacbé, un camino blanco. La palabra maya sacbé viene de las palabras sac, blanco y be, camino.

Desde la antiguedad, los mayas han hecho sus caminos con tierra blanca para que de noche se iluminen con el reflejo de luz de la luna y de las estrellas. De esta forma natural los mayas nunca tuvieron necesidad de usar electricidad.

La imposición de la cultura europea en América hizo que se comenzaran a usar luces artificiales. Del camino maya que usaba la luz del cielo y las estrellas se pasó al ecocidio de las carreteras modernas, destructivas y contaminantes.

Iluminarte con electricidad cuando puedes hacerlo gratis con el sol o la luna es por supuesto estúpido. Sin embargo nuestra sociedad afirma que las luces artificiales son una prueba de "evolución", "modernidad" y "desarrollo".

La ciudad maya de Calakmul en Campeche, México
Ciudad maya de Calakmul, Campeche
Si viviéramos en un mundo maya nuestros caminos se iluminarían con las luces del sol, de la luna y de las estrellas. No tendríamos que hacer largas colas para pagar facturas para poder iluminarnos.

Los murciélagos comienzan a salir de la cueva formando una enorme espiral. Es como si un río estuviera cruzando el cielo. Estos expertos voladores pasan junto a nosotros con una precisión asombrosa.

Un recuerdo de mi niñez viene a mi mente. Cuando tenía diez años, unos amigos me invitaron a jugar.

El juego consistía en tirar colillas de cigarro a los murciélagos. Los animales, engañados,  creían que las colillas eran insectos y se las comían.

Lo que no sabíamos nosotros es que mientras engañábamos y matábamos a los murciélagos, nosotros también éramos engañados. El juego de los que nos engañaban a nosotros era hacer que nos fumáramos unos cigarros que tenían, entre otros muchos venenos, cianuro y arsénico.

Hoy entiendo todo: ¿Cómo va a respetar a la naturaleza una persona que contamina su propio cuerpo con cigarrillos envenenados?¿Cómo le van a importar los murciélagos a unas personas que no respetan ni a sus propios cuerpos?

Un saché o camino blanco maya. Sacbé viene de las palabras sac, blanco  y be, camino. Desde la antiguedad, los  mayas hicieron sus caminos con tierra  blanca para que iluminaran con el reflejo de la luz de la luna y de las estrellas.
Un sacbé o camino blanco maya.
Sacbé viene de las palabras sac, 

blanco y be, camino. Desde la  
antigüedad, los mayas hicieron 
sus caminos con tierra blanca 
para que iluminaran con el reflejo
de la luz de la luna y de las estrellas.
Los antiguos mayas, como el resto de los indígenas americanos, sabían que los murciélagos fertilizan la selva con sus excrementos, esparcen las semillas de las frutas y son grandes polinizadores. Por esto los consideraron dioses de la fertilidad.

En el Códice Magliabechiano, se dice que Quetzalcóatl-Kukulkan envió a un murciélago a morder la vulva de la diosa Xochiquétzal. Desde ese momento la mujer recibió el don de la fertilidad y de la menstruación. 

Observando el río de murciélagos me pregunto si no deberíamos abandonar el mundo occidental, basado en energías artificiales, contaminantes y no renovables.

Quizá deberíamos aprender de los mayas y convivir con la naturaleza en lugar de jugar a dominarla. Caminando en silencio por el camino blanco, iluminados por la luz de las estrellas y de la luna, regresamos a la carretera.


Demasiadas películas

Ya en la salida nos encontramos a una mujer que tiene un ataque de pánico y está siendo auxiliada por los policías.

La Cueva de los murciélagos de  
Calakmul Mientras abro el coche 
un murciélago choca con fuerza 
contra el cristal. Comprendo que 
los animales no detectan los 
cristales de los coches con sus 
radares. Buscando al murciélago 
en el suelo por si está herido, 
tomo conciencia de una triste
realidad: muchos  murciélagos están 

volando en dirección a la carretera 
y tendrán que cruzarla cada día.
Al parecer su miedo está provocado por una película de vampiros que vio cuando era niña. Encontrar en la vida amenazas irreales y tener alucinaciones es algo muy común entre las personas que ven demasiadas películas.

Debido a una "sobredosis" de películas, la mujer ha perdido totalmente el contacto con la realidad y huye de unos murciélagos inofensivos.

Si viera menos películas y viviera en el mundo real, esta mujer se daría cuenta de que el verdadero peligro está en la carretera y no en estos murciélagos que ella ve como vampiros.

Si no estuviera desconectada de la realidad también sabría que México ocupa el séptimo lugar del mundo en muertes por accidentes de tránsito, con 24.000 fallecimientos al año mientras que estos simpáticos murciélagos, ni han atacado, ni atacarán nunca a nadie.

Un cuento de los mayas lacandones explica muy bien lo que sucede a los que ven muchas películas y se alejan de la realidad. La historia dice así: Hablaban unos jóvenes sobre los peligros de los animales del bosque, de la serpiente y su mortal picadura, del jaguar acechando para cazar a su presa, del escorpión con su aguijón envenenado. Llevados por la imaginación cada uno de los jóvenes exageraba su historia. Desde un rincón un sabio anciano los escuchaba atentamente. Después de un rato, el anciano salió al monte y tomó una serpiente en sus manos, la llevó donde estaban los jóvenes y les dijo: ¿Vieron como agarro la serpiente? ¿Vieron como no me hace nada? Con suavidad, el anciano dejó a la serpiente venenosa en el suelo la cual se adentró tranquilamente en la selva. El anciano, volviéndose hacia los jóvenes con severidad les dijo: ¿Vieron muchachos? No hay animal peligroso, lo peligroso son sus cabezas. Y que razón tenía el anciano, lo más peligroso siempre es la ignorancia.

Antes de entrar en el coche un murciélago se choca con fuerza contra el cristal. Su perfecto radar no detecta los cristales de los coches y se golpea aunque el coche está todavía estacionado.

Un segundo después, al dirigir la mirada hacia la carretera, veo muchos murciélagos que vuelan directamente hacia la carretera. Una señal, que nadie respeta, dice que los vehículos deben ir a 40 kilómetros por hora. Los murciélagos vuelan directamente hacia los camiones que pasan a gran velocidad. Observando esta imagen me pregunto cuántos de ellos morirán atropellados en la carretera cada noche.

Murciélagos volando con la luna en el cielo de Calakmul, Yucatán
Murciélagos volando con la luna en Calakmul
El encuentro

Al llegar al hotel nos metemos en la alberca a observar el cielo. Estamos en agosto, la mejor época para ver estrellas fugaces.

Del otro lado de la alberca oímos unos ruidos, un animal salvaje se acerca para beber. No vemos al animal pero escuchamos como se acerca pisando las hojas secas.

Escuchar el sonido de la lengua del animal que toma agua en la parte oscura de la piscina es fascinante. Sentimos su mágica presencia.

En ese momento comprendo el peligro en el que se encuentra este animal y siento mucha compasión por él. Podría morir atropellado cruzando la carretera o ser víctima de los químicos que se arrojan en las cercanías de la reserva.

Cuando termina de beber oímos sus pisadas en las hojas secas mientras se aleja. Entonces sus pasos se pierden opacados por el estruendo de los motores de los camiones, enviados por el diablo, que pasan a gran velocidad por la carretera.

Regresamos a las cabañas, iluminados por la luz de la la luna y de las estrellas, mientras prometo al animal que se adentra en la selva que intentaré ayudarlo escribiendo este texto.

Los murciélagos saliendo de la cueva de Calakmul en Campeche, en la Península de Yucatán

Lugares recomendados
Restaurante Marganzo
Hotel Puerta Calakmul
Cueva de Murciélagos

Fuentes consultadas y adicionales
Ampliación de la carretera en Calakmul pone en riesgo a los murciélagos
Guerras químicas, accidentes químicos
Encima de todo, una puñalada transgénica
Correlación altísima entre el uso de glifosato asociado a transgénicos y 22 enfermedades (En inglés)
La antigua ciudad maya de Calakmul
Ampliación de carretera en la reserva de Calakmul pone en riesgo importante nido de murciélagos
Calakmul Patrimonio de la Humanidad
Otro descubrimiento lleva a los transgénicos al banquillo
Zotz: El murciélago en la cultura maya
Los Grandes Caminos de las Ciudades Mayas
México ocupa el séptimo lugar mundial en muertes por accidentes de tránsito
No tan dulce honey

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