El Poder de la Luz

En ese mismo momento sintió como en el abrazo las dos almas comenzaron a brillar como soles y sus luces se fundieron iluminando la habitación. Los seres oscuros desaparecían iluminados por esta claridad.
Sintió como tras el abrazo las dos almas
comenzaron a brillar como soles y sus luces
se fundieron iluminando la habitación.
Cegados por esta claridad los seres
oscuros desaparecieron.


(Cartel del Taller Tlamaxcalli, Col. Roma)
Cuando tenía dieciocho años, Esther compartió su cama con un sobrinito después de una reunión familiar.

Entrada la noche se despertó y observó el brillo de unos ojos que la miraban desde los pies de la cama. Le extrañó que su sobrinito estuviera aun despierto y aun más que se moviera muy rápido de un lado al otro de la cama.

Como le pidió varias veces que se acostara y su sobrinito no le contestaba, Esther decidió levantarse para volverlo a acostar. En ese momento, cuando hizo el gesto de levantarse, notó que su sobrino estaba dormido profundamente junto a ella.

Comprendiendo que aquellos ojos no eran de su sobrino Esther cayó presa de un profundo terror. ¿Qué sería aquella criatura que la miraba fijamente desde los pies de su cama?

Paralizada y aterrorizada observó como el extraño ser, que no era humano, comenzó a acercarse. Tenía unos ojos grandes, negros y redondos que la miraban con una profunda maldad. La cabeza del extraño ser era redonda y tenía la piel de un color muy oscuro.

Mientras se acercaba Esther observó que el ser llevaba puesta una túnica con capucha de las que lleva el "emperador" en la guerra de las galaxias.

Cuando se vio cara a cara con el extraño ser dio un grito terrible, como un chillido, que vino seguido de una risa tan desagradable que Esther casi pierde el conocimiento.

Tras el extraño grito el cuarto comenzó a cambiar, comenzó a sonar una música muy extraña y sintió como si el tiempo hubiera parado y estuviera en otro lugar u otra dimensión.

La habitación estaba ahora llena de extraños seres con capuchas que reían con la demencia de los borrachos brindando con copas de cristal que chirriaban al chocar. Todos estos sonidos molestaban terriblemente y le dolían los oidos.

En ese momento Esther recordó que se dice que cuando estas presencias malignas se acercan no hay que rezar, porque eso las alimenta más. Cuando los demonios llegan en los pueblos recomiendan recibirlos con insultos y maldiciones.

Ya que ella nunca había insultado ni maldecido, decidió que no se podía enfrentar al mal con más mal. ¿No dicen que nos convertimos en lo que más tememos?¿No nos convertimos en lo que odiamos?

Después de descartar las maldiciones, aunque no era creyente practicante, Esther decidió rezar a Dios y pedirle que le ayudara.

Con el recuerdo de un abrazo, Ester  comprendió el poder que tienen el amor  y la luz sobre el miedo y la obscuridad.
Con el recuerdo de un abrazo, Esther
comprendió el poder que tienen el amor
y la luz sobre el miedo y la obscuridad
Para mayor terror, cuando intentó rezar el Padre Nuestro y el Ave María, comprobó con terror que no era capaz de recordar las oraciones. Cada vez que comenzaba a rezar, se equivocaba o no lograba unir tres palabras seguidas.

Viéndose perdida Esther comenzó a pedirle a Dios con su mente ya que no podía hablar. Mientras pedía las risas endemoniadas, los brindis de los diablos y los ojos que la observaban se hacían cada vez más insoportables.

Mientras oraba, Esther logró calmarse y recordó que junto a ella estaba acostado su sobrino. En ese momento pensó: ¿Cómo estaría él niño?¿Estaría a salvo de aquellas malévolas criaturas?

Pensando en su sobrino Esther logró superar su parálisis y haciendo un gran esfuerzo giró su cabeza hacia él. Al hacerlo observó que el niño, ajeno a todo lo que estaba pasando, dormía tranquilamente.

Con la intención de proteger a su sobrino, Esther se acercó al niño y lo abrazó por detrás. En ese mismo momento sintió como en el abrazo las dos almas comenzaron a brillar como soles y sus luces se fundieron iluminando la habitación. Los seres oscuros desaparecían iluminados por esta claridad.

¿Será que lo que le pasó a Esther la prueba de que donde está la luz no pueden estar las tinieblas?¿Será la prueba del poder del amor sobre el miedo y la maldad?

Mucho tiempo después, la criatura de los ojos negros volvió a aparecer a los pies de su cama haciendo que de nuevo Esther quedara paralizada por el terror.

Mientras el ser oscuro se acercaba, en su mente comenzaron a revivirse todas las escenas del encuentro anterior, los ojos negros, el grito malévolo, las risas escalofriantes, los brindis de los seres obscuros.

Entonces, cuando se encontró de nuevo cara a cara con el ser oscuro, Esther cerró los ojos y recordó aquel abrazo con su sobrino. Sólo con el recuerdo de aquel abrazo y de su luz los seres oscuros desaparecieron.

Ese día, con el recuerdo de un abrazo, Esther comprendió el poder que tienen el amor y la luz sobre el miedo y la obscuridad.

Prólogo a este texto

Quiero da las gracias a Esther Loranca Hernández por permitirme compartir esta hermosa historia que le sucedió. Ayer, sentados al sol en las montañas del Estado de México durante una fiesta de cumpleaños, Esther me contó esta hermosa historia y le pedí permiso para escribirla. Me dijo que no suele compartirla porque la gente se ríe de ella o piensan que está loca.

Sin embargo: ¿Qué más da que piensen que estamos locos? ¿No están locas las personas que creen ciegamente en un sistema que les incumple las promesas una y otra vez?¿No están locos los que se envenenan a sí mismos consumiendo productos llenos de químicos, fumando o bebiendo?¿No están locos los que usan los coches y las motocicletas sin necesidad, envenenando el aire que respiramos y respirarán sus hijos?¿No están locos los que se endeudan toda una vida para comprar cosas absurdas que no necesitan?

Si vamos a ser locos, pues seamos locos buena onda, y compartamos las cosas misteriosas y bonitas de la vida. Las cosas que ayudan a construir un mundo mejor. ¿Estás de acuerdo?



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