Gatos. Guardianes del conocimiento

Pueblos Antiguos. Antropología, arqueología, historia, mitología y tradiciones del mundo.
Los gatos eran sagrados en el Antiguo Egipto.
(Foto: Chico Sánchez)
En el antiguo Egipto, hace miles de años, los gatos eran considerados divinidades. Estos misteriosos animales eran tan importantes que cuando morían eran momificados, como los faraones, y si una persona mataba a un gato, aunque fuera por accidente, era condenada a muerte.

Además, nadie podía crear imágenes de ellos, al igual que hoy día no se puede representar a dios en algunas religiones.

Habia muchas razones lógicas por las cuales los gatos eran tan importantes en la tierra de los faraones. El motivo más conocido es que los gatos protegían los almacenes de alimentos de las ratas, principalmente los granos. Pero los egipcios también sabían que las ratas eran transmisoras de muchas enfermedades, por lo cual usaban a los gatos para controlar la población de estos roedores. En cierta medida, también protegían las casas de las serpientes, los escorpiones y otros animales venenosos. Las ratas usan la madera para afilarse los dientes, así que los gatos cuidaban los utensilios de labranza y las partes de los edificios que estaban hechas de madera.

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Los gatos eran para los egipcios guardianes del conocimiento
(Foto: Chico Sánchez)
Pero hay otro motivo desconocido y fascinante que hace que los gatos fueran divinos para los egipcios. Y es que los gatos eran los guardianes del conocimiento. Como los egipcios conservaban la mayor parte de sus textos en papiros, los gatos eran claves en la conservación de la cultura y el conocimiento, ya que no dejaban que las ratas se acercaran a los papiros. Por este motivo todos los templos y bibliotecas donde se resguardaban los textos estaban protegidos por gatos.

Los griegos y romanos, que fundaron sus civilizaciones basadonse en la cultura egipcia, adoptaron de estos el uso de los gatos como protectores contra las ratas, por eso los primeros monjes católicos llevaban gatos con ellos a sus monasterios.

Hoy en día, hay un rechazo muy extendido hacia los gatos basado en la creencia supersticiosa de que estos animales son diabólicos, que traen mala suerte, etc. Vamos a ahondar en donde se originaron estas falsas creencias y desde cuando arraigaron hasta llegar a nuestros días.

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En Egipto se adoraba a la diosa Bastet y se le
representaba con cabeza de gata o de leona.
(Foto: Chico Sánchez)
En los primeros siglos después de Cristo, el cristianismo se extendió rapidamente por el imperio romano. Una de sus variantes, el catolicismo apareció en el siglo I y se extendió alcanzando un poder inmenso. Con el paso de los siglos la iglesia católica comenzó a formar parte activa de la política. Debido a esta politización, los lujos del clero, el mal uso de las indulgencias, y la imposición de diezmos e impuestos eclesiasticos muy altos; los cristianos comenzaron a buscar en otras religiones la espiritualidad que no encontraban en la iglesia. Fue por esto que resurgieron muchas religiones paganas.

Una de las religiones paganas que resurgió basó sus rituales en Egipto y rendía culto a la diosa Bastet. Esta diosa era representada con forma de gata o de mujer con cabeza de gata o leona. Era hija de Ra, dios del Sol, y madre de Khonsu, el dios de la Luna. Era una deidad que estaba relacionada con la protección del difunto en el más allá.

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En el juicio de Dios se arrojaron dos libros al fuego,
uno católico y otro cátaro. El libro católico se elevó
milagrosamente en el aire por encima del fuego,
mientras que el cátaro se quemó facilmente.
Esto fue usado como prueba para la posterior invasión
y destrucción de los cátaros donde miles de cristianos
y gatos fueron quemados en las hogueras de la inquisición.
Biblia Ilustrada. Museo de la Iglesia de Santa María de la
Asunción, Carmona, Sevilla, Andalucía, España.
(Foto: Chico Sánchez)
Un grupo de cristianos llamados cátaros apareció en el sur de Francia en el siglo doce. Posiblemente fueron estos cátaros los que integraron en sus ritos el antiguo culto egipcio que incluyó la veneración a esta diosa egipcia.

Este movimiento religioso, de caracter gnóstico, fue conocido como el Catarismo, nombre que podría provenir de la palabra catus que significa gato en latín. Existe un rumor que fue publicado por la iglesia que podría confirmar esto ya que de ellos se afirmó que: los cátaros adoraban al Dios del mal en la figura de un gato cuyo trasero besaban en sus ceremonias demoníacas.

Esta religión que se oponía al pago de diezmos y los excesos del clero, creció rapidamente convirtiendose en una amenaza para Roma. Para condenar y destruir a esta religión supuestamente se hizo un juicio de Dios, se arrojaron dos libros al fuego, uno católico y otro cátaro.

El libro católico se elevó milagrosamente en el aire por encima del fuego, mientras que el cátaro se quemó facilmente. Este relato que hoy consideraríamos de ciencia ficción, fue aceptado como cierto y sirvió de excusa para la invasión.

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La iglesia asociaba el color negro
con el mal y los gatos negros
sufrieron una brutal persecución
(Foto: Chico Sánchez)
Tras un intento fallido de Santo Domingo de lograr la conversión de los cátaros mediante la predicación, se cuenta que este religioso, padre de la Inquisición, dijo: Donde no vale la predicación, prevalecerá la estaca (la hoguera). Desde ese día miles de cátaros fueron condenados a ser quemados en la hoguera.
Para acabar con el catarismo, el Papa Inocencio III, organizó una cruzada que se llevó a cabo entre 1209 y 1244. En una de sus cartas decía: Que todo católico quede facultado de perseguir su persona (a un cátaro) y de arrebatarle y apropiarse de sus tierras y posesiones.

Antes de la destrucción de las ciudades cátaras un jefe militar preguntó: Cuando entremos en la ciudad, cómo lo hacemos para distinguir a los buenos católicos de los herejes. A lo que el legado del papa respondió: Matadlos a todos, que Dios reconocerá a los suyos. Esta ciudad era Beziers y se calcula que murieron entre 7000 y 20.000 personas en un sólo día. Murieron también los católicos.

Pero no sólo los cátaros fueron los asesinados sino que el papa declaró a los gatos como el brazo derecho del demonio. No sólo se les acusó de demoníacos porque eran un símbolo de las religiones paganas, sino que además se afirmó que los gatos se mantenían demasiado limpios y aseados,  esa higiene fue vista como pecado; una señal de soberbia y lujuria. 

En toda Europa, por orden papal, se organizaron persecuciones y se atraparon gatos vivos para ser arrojados a las hogueras. La iglesia llegó a un nivel muy extremo de ignorancia y crueldad; la imágen de las hogueras abrasando personas y animales en nombre de Dios era escalofriante y más cuando procedía de una iglesia que afirmaba buscar la paz y el amor entre los hombres. 

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La monja Santa Lutgarda afirmó que Inocencio III
se le apareció desde el Purgatorio envuelto en llamas
el día de su muerte. Animas del purgatorio.
Iglesia de Nuestra Señora de la Salud.
San Miguel de Allende, México
(Foto: Chico Sánchez)

Los únicos que se salvaron fueron lo gatos de los monasterios, al nacer se les había marcado una cruz en la frente con un hierro caliente, con esto se pensaba que se evitaba que el demonio entrara en ellos. Se quemaron tantos gatos que la especie estuvo al borde de la extinción. Como la iglesia asociaba el color negro con el mal, los gatos negros, igual que sus dueños, sufrieron la persecución más intensa.

Sólo cien años después una terrible enfermedad contagiosa asoló Europa causando la muerte de un tercio de su población, murieron millones de personas de esta enfermedad. La epidemia se propagó por la falta de higiene y por la proliferación de las ratas.

Esta enfermedad fue conocida como la Peste Negra; curiosamente apareció un siglo después de la destrucción de los gatos. Los afectados morían en unos pocos días, sufriendo una terrible agonía y con manchas negras en la piel. Se volvían negros.

Los gatos negros habían sido el principal blanco de la persecución de los católicos. Ahora, el destino enviaba una enfermedad en la que los que morían se volvían negros. Es como si la naturaleza estuviera enviando un mensaje a los que habían quemado a tantos animales inocentes y se estuviera vengando de la injusta muerte que sufrieron. Sin duda una gran ironía y una macabra casualidad.

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Hoy día los gatos todavía son víctimas de la superstición
(Foto: Chico Sánchez)
Pero según la tradición católica, el Papa corrió también una suerte terrible. La monja Santa Lutgarda afirmó en el relato de su vida que Inocencio III se le apareció el día de su muerte en el monasterio de Aywieres, en la actual Bélgica. El Papa envuelto en llamas le dijo: Yo soy el Papa Inocencio; después le explicó que estaba en el Purgatorio por los pecados que había cometido en su vida. Dijo a la monja que su condena sería de muchos siglos si ella no intervenía rezando por él. El hecho, cierto o no, no deja de resultar curioso, ya que él Papa aparecía en la hoguera, una hoguera a la que el mismo envió a miles de personas y animales inocentes.
Pero no se aprendió ninguna lección de estos hechos. La iglesia no reconoció ninguna responsabilidad sobre las causas de la peste negra sino que rapidamente la achacó al demonio, a las brujas y al poder del mal. En varias partes de Europa se acusó a los judios de haber envenenado el agua de las ciudades y se inició contra ellos una fuerte persecución. Miles de judios fueron quemados por la inquisición en los años siguientes.

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Gracias a los gatos llegó a nosotros el conocimiento antiguo
(Foto: Chico Sánchez)
En los paises de influencia católica, aun hoy, se realizan campañas para erradicar a los gatos obligando después a las ciudades a usar gran cantidad de raticidas que envenenan el agua y a las personas. En estos paises los gatos sufren un fuerte rechazo basado en las numerosas supersticiones que hay sobre estos animales. Se cree que atraen años de mala suerte, que roban el aliento, que son reencarnaciones del demonio e incluso se han llegado a fundar pseudo-religiones que incluyen rituales donde se sacrifican gatos negros.

La historia nos enseña siempre cosas. Aquí nos muestra comos los gatos han sufrido muchos siglos la persecución de los católicos debido a creencias basadas en falsedades, ignorancia y superstición. Todas estas creencias supersticiosas sobre los gatos no tienen un origen real, esotérico o espiritual sino que fueron inventadas por la iglesia por intereses políticos y económicos.

Finalmente, concluimos que los gatos fueron guardianes de la vida y de la cultura; su aportación fue clave para el desarrollo de la humanidad, y fue gracias a ellos que gran parte del conocimiento de las civilizaciones antiguas llegó hasta nosotros.

Fuentes
Claudia Edwards. Profesora de la FMVZ-UNAM
Gran Mitología Egipcia. Aut. Mariana Enriquez. Ed. Gradfico
Museo de la Iglesia de Santa María de la Asunción en Carmona, Sevilla, Andalucía, España 
Los templarios y otros enigmas medievales. Aut. Juan Eslava Galán. Ed. Planeta
Enciclopedia Católica

Autor: Chico Sánchez
Colaboradora: Blanca Adriana Camacho
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