Soñando con la libertad

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
La sierra estaba llena de animales
libres pero el maestro nos llevó a
ver animales encerrados en jaulas.
La infancia

Cuando era un niño me llevaron por primera vez de excursión al zoológico de Jerez de la Frontera, en Andalucía, España.

Como vivía en la Sierra de Cádiz y estaba acostumbrado a ver a los animales libres en el campo, observar a los animales encerrados en jaulas mientras los niños se burlaban de ellos hizo que me pusiera a llorar.

El maestro, que probablemente se creía las mentiras que nos contaba, nos dijo que aquella visita era una clase de "Ciencias Naturales" ¡Como si mantener a aquellos animales encerrados en jaulas fuera algo natural y estuvieramos contemplando la verdadera naturaleza!

Observando aquel campo de concentración para animales, en el que las águilas no tenían cielo para volar ni los bisontes podían pastar en las praderas, comprendí la mentira y la hipocresía en la que se basa nuestra sociedad. Una sociedad hipócrita que habla de paz pero hace la guerra, que habla de vida pero adora a la muerte, que habla de salud pero hace negocio con la enfermedad.

En realidad, hoy se que aquel zoo no había sido diseñado para conservar las especies ni proteger a la naturaleza. Aquel campo de concentración para animales, además de servir para hacernos creer a los niños que encerrar animales en una jaula era natural, sirvió para encubrir que la verdadera naturaleza estaba siendo destruida y las especies estaban siendo llevadas a su extinción.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Los zoológicos son campos de
concentración para animales que
los científicos inventaron para
hacernos creer que encerrar
animales en jaulas era natural y
encubrir que la verdadera
naturaleza libre estaba siendo
destruida y las especies llevadas
a su extinción.
Los planes

Frente a la miserable jaula en la que malvivía un buitre con las alas atrofiadas por no poder volar, el maestro nos explicó que mantener a aquel animal enjaulado era parte de un proyecto "científico" que ayudaría a la conservación de su especie.

El tiempo ha demostrado la falsedad de sus palabras y la realidad es que, a día de hoy, esta especie, como muchas otras, está en peligro de extinción.

Observando a hermosa pareja de águilas, encarcelada por los científicos sin haber cometido pecado ni delito, me pregunté: ¿Cual sería la última vez que esta pareja de águilas voló por el cielo?¿Cuando fue la última vez que estas hermosas aves viajaron sobre el viento mirando directamente al sol?

En aquellos años, antes de que llegaran las carreteras y la agricultura de los monocultivos, con sus tractores y sus venenos, cerca de mi pueblo había muchos animales salvajes. Había venados, jabalíes, jinetas, conejos águilas, buitres y toda clase de reptiles. ¡Y sin embargo el maestro, en lugar de llevarnos a ver animales en libertad nos llevó a ver aquellos animales deprimidos y encerrados en jaulas de cemento!

Tardé muchos años en comprender que el verdadero propósito de aquella visita al zoológico no fue "científica" como nos dijo el profesor y que, en realidad, aquel día nos llevaron a aquel campo de concentración para animales para hacernos creer que encarcelar a los animales era bonito y para que creyéramos que aquellos animales esclavos ayudarían a conservar una naturaleza que, en realidad, tenían planeado destruir.

El llanto

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Treinta años después, en medio de
un silencio sepulcral, los niños
lloran porque no quedan animales.
Treinta años después, en una visita a este mismo zoológico, un amigo maestro me cuenta que llevó a los niños de su clase al campo y muchos regresaron llorando porque no habían visto ni oído ningún animal. ¡En algunos lugares ya no quedan ni abejas!

Hace pocas décadas los campos estaban llenos de animales. Los saltamontes eran una nube en tus pies, los conejos corrían por todos lados, había muchos gatos, zorros, jabalíes, reptiles, serpientes, grandes bandadas de perdices, zorzales, ruiseñores, pichorubios, marinitas, avefrías, alcudones...Treinta años después, en medio de un silencio sepulcral, los niños lloran porque ya no quedan animales.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo".

Los hechos
Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
El loro que pasa su vida intentando
escapar de su jaula en el zoológico
que visité hace muchos años

En el año 2002, colaborando como fotógrafo para una agencia internacional de noticias en Venezuela, decido hacer una historia en un pequeño zoológico de Caracas.

Lo primero que encuentro es a un loro intentando escapar de su jaula y le tomo una foto agarrado a las rejas de su prisión. ¿Cómo se puede "conservar" a una especie tropical metiéndola en una jaula?¿No es mejor proteger a los loros que cruzan el cielo volando en libertad?

Más adelante me encuentro con un mono, otra especie en peligro de extinción, que le da vueltas a su prisión con una botella de plástico agarrada con la cola. Unas madres lo ven gracioso y le enseñan a sus hijos a tirarle botellas al mono para ver si las agarra. Esos son los nuevos seres humanos: ¡Unos hijos de la ciencia!

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Las madres enseñan a sus hijos
a tirarle botellas de plástico a
los monos para que las agarren
con la cola.
Desde su deprimente jaula de asfalto un jaguar nos mira con una profunda tristeza en los ojos. En la postura de su cuerpo se observa el dolor que siente el animal. ¿Quién de nosotros podría ser feliz si fuera arrancado de la tierra y arrojado en una celdas inmundas como las que tienen en los zoológicos?¿Quién no se deprimiría sufriendo las burlas de una masa de zombies ignorantes y esclavos desalmados que no comprenden de que ellos también viven enjaulados y se ríen de ellos mismos?

Uno de los empleados del zoo me explica que el jaguar está triste porque su pareja, deprimida, se suicidó dejando de comer. Seguro que los "científicos" pusieron en el parte de su muerte que el animal murió por "causas naturales". ¿O no es para ellos una ciencia "natural" encerrar a los animales en estas prisiones?

Viendo al animal que muere de pena comprendo que los zoológicos son la estafa más grande que la ciencia haya inventado jamás y que sólo sirven para justificar el maltrato animal y promover la falta de respeto hacia las criaturas de la naturaleza.

Jesús dijo: Por sus hechos los conoceréis. Y los hechos de "conservación" de los científicos y sus zoológicos hablan por si sólos: Las especies se extinguen y la naturaleza agoniza.

Los profetas

Miles de años ha convivido la humanidad en armonía con la naturaleza y sólo trescientos años después de la aparición de la ciencia moderna, con su Revolución Científica e Industrial, nuestro planeta está siendo destruido por los inventos de la ciencia.

Sobre los falsos profetas Jesús dijo en Mateo 7:15.20 :

Guardaos de los falsos profetas,
que vienen a vosotros con vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis.
¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos,
pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos,
ni el árbol malo dar frutos buenos.
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
El jaguar que nunca salió en las
noticias. ¿Qué iba a importarle
a “los de arriba” la vida de un
jaguar tan triste en su jaula
que había dejado de comer?

¿Y cuales son los frutos de la ciencia y sus falsos profetas? ¿Cual es el fruto de sus zoológicos y de sus planes de "conservación"? La respuesta es sencilla: Las especies se extinguen y la naturaleza está siendo destruida por los "avances" de una ciencia que no tiene conciencia.

¿O no ha desarrollado la ciencia, sin ninguna conciencia, bombas atómicas capaces de destruir a millones de personas en unos segundos?

¿O no ha inventado la ciencia insecticidas y herbicidas capaces de matar a millones de insectos en cuestión de días y que, como Atila, no dejan crecer ni la hierba?

¿O no es gracias a la ciencia que tenemos la maquinaria que permite deforestar un bosque en unas cuantas horas?

¿O no es gracias a los avances científicos que una explotación minera puede secar un lago en unas cuantas semanas y contaminar un río con cianuro en unas cuantas horas?

¿O no es un descubrimiento de la ciencia el fracking, la extracción del petróleo que destruye los acuíferos y los envenena dejando a miles de personas sin agua?

¿O no ha sido gracias a la ciencia, la madre de los zoológicos, que se han inventado las armas químicas y bacteriológicas capaces de enfermar y matar a grandes comunidades en cuestión de horas?

¿O no ha inventado la ciencia organismos genéticamente modificados, como las semillas transgénicas, las cuales no dan semilla dejando a los campesinos sin futuro?

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.

Jesús dijo: “Por sus frutos los conoceréis.
Y la ciencia ha dado los frutos más
mortales y destructores que la humanidad
pudiera imaginar jamás. Armas, productos
químicos y formas de destrucción tan
letales que podrían acabar con el planeta
en unos cuantos días, quizá en unas horas.
¿O no ha desarrollado la ciencia tanques, misiles y otras tantas herramientas para la destrucción de la vida?

¿O no han inventado los científicos la geoingeniería, una técnica con la que, jugando a ser dioses, quieren decidir donde llueve y donde no habrá de llover?

¿O no es gracias a los científicos que tenemos las carreteras y miles de millones de coches que contaminan el planeta y matan atropellados a millones de seres vivos cada año?

¿O no es gracias a la ciencia que existen los drones y otras máquinas asesinas que se dedican a asesinar personas desde los cielos de nuestro planeta?

¿O no es gracias a los científicos que tenemos los clones, una aberración inimaginable que podría tener consecuencias imprevisibles para la humanidad?

Jesús ya nos avisó hace dos mil años: Por sus frutos los conoceréis.

La realidad
Para la ciencia, que no tiene conciencia,
los seres humanos son superiores a los
animales y por eso tenemos derecho a
experimentar con ellos en laboratorios
o encerrarlos en los zoológicos.

Observando al loro que recorre una jaula buscando escapar de su prisión, al mono araña al que le tiran botellas de plástico para que las agarre con la cola y al jaguar que ha dejado de comer porque su pareja se murió de pena, me ayudará a comprender que cada vez que encadenamos a un animal nos encadenamos a nosotros mismos, y que cada vez que liberamos a un animal de sus cadenas, nos estamos liberando nosotros de nuestra propia esclavitud.

Creyendo que la prensa era un medio para construir una sociedad mejor, llego a la oficina y veo con asombro como "los de arriba" no están interesados en la historia de los animales del zoo. ¿Qué puede importarle a "los de arriba" la vida de un loro que pasa su vida buscando la salida de su jaula o la de una pareja de jaguares deprimidos que han decidido morirse dejando de comer?

La foto del jaguar muriéndose de pena que jamás saldrá en las noticias hace que comprenda por primera vez la mentira monumental que se esconde detrás de la ciencia, una disciplina sin alma que, como no tiene conciencia, ha permitido que en su nombre se hagan las atrocidades más criminales que la imaginación humana haya podido concebir.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
La capacidad destructora de los
inventos de la ciencia permite
destruir la tierra a una velocidad
que hace muy poco hubiera sido
imposible de imaginar.
La crueldad

Recién llegado a México en el año 2007, acompaño a un amigo en una visita al Zoológico de Chapultepec, en la capital mexicana, y durante nuestra visita nos encontramos frente a un triste gorila que observa, detrás de un cristal blindado, como las personas se burlan de él.

En nombre de la ciencia que no tiene conciencia, este animal ha sido capturado por unos científicos y condenado a pasar toda la vida encerrado en una triste prisión. ¡Por sus frutos los conoceréis!

Los zombies, cobardes y desalmados, desfilan frente al gorila y se burlan de él protegidos tras la seguridad del cristal blindado. ¡Y dicen los científicos que ellos son los "civilizados" y que los salvajes son los animales!

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Los zoológicos no son proyectos
científicos sino que son circos y
parques de atracciones ideados
por una ciencia, que no tiene
conciencia.
El fotógrafo

El gorila que tengo delante se llama Bantú y es, según la prensa, la mayor atracción del zoológico. Ahora lo entiendo: ¡Los zoos no son proyectos científicos sino que son circos y parques de atracciones!

Para promover la "atracción" circense en la que se ha convertido Bantú, llega un fotógrafo de un diario.

La foto que publique su diario será editada para que nadie comprenda la humillación que sufrió el animal al ser sacado de la selva y no mostrará que el animal está preso en una cárcel de cristal.

El diario tampoco enseñará las crueles burlas que cada día le hacen los visitantes a Bantú, ni las imágenes del gorila golpeando el cristal blindado mientras intenta escapar de su prisión.

Así es como funciona la mentira de nuestra sociedad. Una farsa en la que, mientras las especies reales se extinguen, los fotógrafos le toman fotos en los zoológicos a animales atrapados en jaulas de cristal.

El descanso

Unos meses después, caminando por una avenida de la Ciudad de México, veo en la portada de un diario la triste noticia de que al gorila Bantú lo mató una sobredosis de anestesia que le pusieron cuando iban a trasladarlo a otro zoo para ser mostrado como " principal atracción".

Lamentablemente, Bantú no tiene nada de especial porque, igual que él, muchos miles de animales mueren cada año en los zoológicos del mundo.

Bantú fue solo una víctima más de estos campos de concentración para animales creados por la ciencia, que no tiene conciencia.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Después de matar a su familia, los
darwinistas llevaron a Ota Benga
a un zoo y lo exhibieron en la jaula
de los monos. Los científicos,
hijos de una ciencia que no tiene
conciencia, además de inventar
armas de destrucción masiva y
otros terribles artificios para la
destrucción de la vida, han llegado
a cometer muchos hechos aberrantes
justificados en la, todavía por
demostrar, Teoría de la Evolución.
Los darwinistas

Buscando información sobre la historia de estos zoológicos encuentro un caso que muestra muy bien la extrema crueldad que pueden desplegar algunos de estos personajes sin alma que llamamos "científicos".

En este caso la fechoría la cometieron los creyentes de la Teoría de la Evolución de Charles Darwin.

Y digo creyentes porque, como no se ha encontrado el eslabón perdido, las teorías darwinistas son una creencia y una religión que, curiosamente, a pesar de no haber podido ser demostrada, sigue enseñándose en las universidades.

Por supuesto que podríamos preguntarnos ¿Porqué la teoría de Darwin se enseña en las escuelas si no ha podido ser demostrada? Quizá la respuesta esté en que la teoría de Darwin promueve a los más fuertes y aboga por la superioridad de ciertas especies. ¿Y qué mejor que una teoría basada en la superioridad de los mas fuertes para servir como base para el mundo clasista y racista en el que vivimos?

En 1904 un darwinista secuestró al pigmeo africano Ota Benga en las selvas del Congo y se lo llevó en una jaula a Lousiana para exhibirlo en un zoológico. Una vez más la ciencia, que no tiene conciencia.

Antes de cazar a Ota Benga como se caza a un animal, las fuerzas coloniales belgas, quizá las mayores genocidas de la historia, mataron a su mujer y a sus hijos.

Poco después Ota Benga, sin familia y sin hogar, se vió exhibido por los darwinistas en el zoológico de Lousiana en la jaula de los monos y con esta aberración los científicos dijeron estar demostrando que la Teoría de la Evolución de Charles Darwin era correcta.

¡Que se podía esperar de unos estafadores como los darwinistas que llegaron a reconstruir al Hombre de Nebraska a partir de un sólo diente!¡Que al final resultó que ni siquiera era humano y era de un cerdo salvaje!

Después de su suplicio y por las presiones de la opinión pública Ota Benga fue liberado de las garras de los científicos y cuando salió del zoológico aprendió inglés y trabajó algún tiempo como obrero(esclavo) en los suburbios inmundos a los que la nefasta revolución industrial condenó a la humanidad.

Sin poder soportar el dolor que le causaba haber perdido a su familia y haber sido arrancado de la selva, Ota Benga, robó una pistola y se pegó un tiro en el corazón. Otra víctima más de la ciencia, que no tiene conciencia.

El templo
Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Otra víctima de los inventos de
una ciencia que no tiene conciencia

Caminando por un pueblo andaluz me encuentro con una tienda de animales en la que hay tres periquitos chillando desesperados intentando escapar de una jaula. (Video)

Observando a estos animales me pregunto: ¿Qué pasaría si abriera esta jaula y dejara que estos pájaros escaparan?¿Estaría bien permitirles vivir de nuevo en libertad?

Para justificar la crueldad que significa mantener a estos animales enjaulados muchas personas dicen que si se soltaran "morirían".

Y en el caso del pueblo en el que me encuentro quizá tengan razón. Las tierras que rodean este lugar están tan destruidas por los monocultivos y contaminadas por los monocultivos que en ellas ya no crece ni la hierba.

Hace más de ochocientos años San Francisco dijo que el daño que le hacemos a la naturaleza nos lo hacemos a nosotros mismos. Y esto es lo que estamos viendo hoy, que los seres humanos, igual que los animales, son sacados de la tierra y son hacinados, como si fueran animales, en unos pueblos y ciudades en las que sobreviven encerrados en rejas invisibles, como las que mantienen cautivos alos animales de los zoológicos.

Los animales

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
A México ya llegó el progreso.
Mientras la selva comienza a
ser destruida acaban de abrir
un nuevo zoológico donde
encontré a este mono. Es el
viejo truco que usaron los
científicos hace treinta años
para hacerle creer a la gente
en España que iban a proteger
al campo y a las especies.
En mi pueblo se veían siempre muchos animales libres que caminaban por las calles en busca de comida o visitaban los hogares de los vecinos en busca de alimento y de compañía.

Un ejemplo de estos animales libres fue "El Chulo", un perro noble e independiente al que le gustaba mucho pasearse por el pueblo. "El Chulo" iba sólo a todos lados y como le encantaba la compañía de mis padres, venía todos los días desde la casa de mi cuñado para que mis padres le echaran algo de comer y de paso le dieran algunos cariños.

Las principales amenazas que el chulo tenía en aquellos años eran dos, la primera la carretera, un enemigo mortal que mata cada año a millones de animales, y la segunda los demonios, con apariencia humana, que habitan en nuestro mundo. Unos demonios que, como no tienen alma y odian sus vidas, también odian y desprecian las vidas de los animales.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
El Quetzal, como el ruiseñor, jamás
renuncia a su libertad y se muere
cuando es enjaulado. Los científicos
llevan ya años intentando solucionar
este problema. Para ellos sería una
gran victoria poder reproducirlo y
criarlo en cautividad para hacer como
con las demás especies y exhibirlo
en los zoológicos del mundo para
justificar su extinción. Dios quiera
que no lo logren.
A pesar de estas amenazas el chulo vivió muchos años feliz y en libertad.

Sin embargo, si siguiera vivo hoy, además de las carreteras y los desalmados, el chulo estaría enfrentando muchas amenazas mas como los venenos, las autoridades, los animalistas o las perreras.

Una tarde, tomando café en una terraza en las afueras de mi pueblo, se me acerca un perro y se sienta junto a mí esperando que le eche comida.

Este animal ha tenido suerte, porque si en lugar de encontrarse conmigo se hubiera encontrado con un animalista, como si se tratara de un delincuente, su foto sería publicada en las redes sociales y hubiera empezado su persecución. ¡Un perro anda libre por la calle!¡Todos a rescatarlo!

Si amaran tanto a los animales, los animalistas saldrían de sus casas a darle de comer a los animales libres, y después les dejarían seguir su camino en libertad. Pero para ellos, como no son libres, salvar a este perrito es, en realidad, ¡quitarle su libertad¡

Para "rescatar" a este perrito los animalistas lo meterían en una jaula, lo llevarían al veterinario y una vez ahí, lo castrarían para que no se reproduzca, le pondrían una cadena al cuello y lo entregarían en "adopción".

Sin embargo, este perrito podría sentirse afortunado de ser atrapado por los animalistas porque si cayera en manos de las autoridades, se lo llevarían a la perrera, lo meterían en una jaula con otros muchos perros y después de este suplicio, pocos días después, sería ejecutado.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.

El odio y la persecución que sufren los animales libres en el "primer mundo" ha llegado a tal extremo de que en España, por ejemplo, se llegaron a proponer leyes que multaban con 500 y hasta 5000 euros por alimentar a los animales.

La excusa es, según las autoridades, sería evitar plagas. ¡Y todo esto en un país en el que la pobreza y la mala alimentación han provocado que uno de cada tres niños españoles sean obesos!¡Y que uno de cada tres niños en España sufra de desnutrición!

Pero estas plagas, la de la enfermedad y la desnutrición de los niños no le preocupa tanto a la sociedad ni a las autoridades, lo que les preocupa más es ¡prohibir que se alimente a los animales libres ejecutándolos o matándolos de hambre!

Los venenos

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
La ciencia ha diseñado una gran
cantidad de venenos letales que
en conjunto parecieran haber sido
diseñados para contaminar el agua
y acabar con la vida en el planeta.
Además de la amenaza de las carreteras, las agresiones, los envenenamientos, los animalistas, las autoridades y las perreras, los animales libres enfrentan otro enemigo invisible y más letal: Los insecticidas y los herbicidas.

Hace pocos años, mientras estaba de vacaciones, muchos gatos y perros comenzaron a morir envenenados corriéndose por el pueblo el rumor de que alguien los había envenenado.

En ese momento, en el pueblo empezaron las acusaciones, unos decían que había sido fulanito que había sido visto merodeando por la zona, otros decían que había sido menganito, que siempre ha "tenido muy mala leche".

Conozco personalmente a varios de los "acusados" y, aunque ciertamente algunos de ellos son personas serias y frías en el trato, no vi a ninguna de ellas capaz de irse, como un demonio, de envenenar a aquellos animales.

Pocos días después, aunque no pueda demostrarlo "científicamente", encontré la solución al misterio cuando tomando fotografías me encontré a un camión enviado por las autoridades echando herbicidas en las cunetas del camino. ¿Acababa de encontrar al misterioso asesino de los gatitos y las mascotas?

Todos los animales, para limpiar sus estómagos comen hierba, y teniendo en cuenta que los venenos, según los mismos fabricantes, pueden permanecer semanas e incluso meses en la tierra: ¿No tendría más sentido que estos animales hubieran muerto por comer unas hierbas envenenadas con herbicidas en las cunetas?

Arrojar venenos en la tierra sabiendo que después irán a las aguas que bebemos podría parecer una locura para una persona sensata, pero no es precisamente el sentido común el que reina en el mundo en nuestros días. Hay que recordar que estamos en la era de la ciencia, una ciencia que no tiene conciencia.

Un homenaje
Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Este texto lo escribí en homenaje
a este gatito. Nos quedaremos con
la duda de si fue atropellado en la
carretera, si lo envenenaron los
herbicidas, si se envenenó con los
químicos que echan en los campos
de cultivo, si lo mató un desalmado,
si un animalista lo capturó, lo capó
y lo hizo esclavo de un humano
o si las autoridades llamaron a
"los de la perrera" para ejecutarlo.
¡Que Dios te cuide donde quiera
que estés hermano gatito!

Este texto es un homenaje a uno de los gatos machos que vivían con mi madre y desapareció recientemente.

Nos quedaremos siempre con la duda de si fue atropellado en la carretera, si lo envenenaron los herbicidas que echan en las carreteras, si se envenenó con los químicos de los campos de cultivo, si lo mató un demonio desalmado, si un animalista lo capturó, lo capó y lo hizo esclavo de un ser humano dandolo en "adopción" o si las autoridades enviaron a "los de la perrera" para que lo ejecutaran.

¡Que Dios te cuide donde quiera que estés hermano gatito!

Las palomas

En la puerta de la iglesia de mi pueblo veo una vidriera con una paloma blanca iluminada, tomo la cámara para hacerle una foto y al enfocar observo que ¡toda la fachada está llena de hierros diseñados para que no se posen las palomas!

¿Puede encontrarse un ejemplo mejor de lo que está sucediendo en nuestro mundo que este? Construimos obras de arte con animales en lugares sagrados, y al mismo tiempo, ¡a los animales verdaderos, los creados por Dios, les ponemos hierros puntiagudos para que no puedan posarse en ellos!

¿Os imagináis a Jesús, el fundador de la iglesia que tengo delante, poniendo pinchos de hierro para herir a las palomas y que no se posen en su templo?¿Qué diría Jesús si viera los campanarios llenos de hierros mortales para que no se posen en ellos las cigüeñas o los palomos?

¡Por sus hechos los conoceréis!¡Que diría el Maestro!

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Los grandes edificios de cristal
de las ciudades matan a miles
de pájaros cada día y también
parecieran haber sido diseñados,
como otros inventos modernos
para acabar con la vida
en el planeta.
Las torres

Los grandes edificios de cristal
de las ciudades matan a miles
de pájaros cada día y también
parecieran haber sido diseñados,
como otros inventos modernos
para acabar con la vida
en el planeta.

Para nuestra sociedad moderna, hija de la ciencia, la naturaleza es un enemigo inferior. Y quizá por eso casi todos los inventos científicos parecieran estar diseñados para acabar con la vida y con la naturaleza.

Y esto lo aprendí cuando, mientras colaboraba con la agencia de noticias Reuters en Venezuela, entré al edificio en el que se encontraban las oficinas y ví una gran cantidad de aves muertas en su techo de cristal. Fue una visión aterradora.

Ese día descubrí que, por la forma en la que están diseñados los grandes edificios de cristal, las aves ven reflejado en sus ventanas al cielo y mueren estrelladas contra sus cristales. ¡Cuántos miles de aves mueren cada día estrelladas contra estos rascacielos y estos edificios de cristal!

Estos edificios modernos, que yo considero unas nuevas Torres de Babel, se han convertido, junto a otros muchos factores en la causa de que en nuestro planeta nos estemos quedando sin animales.

Las trampas

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Con imágenes como esta los padres
programan a sus hijos para ver bien
la destrucción de la naturaleza y de
paso los acostumbran a ver bonitas
las jaulas invisibles en las que ellos
vivirán sus vidas atrapados.

Otro de los ejemplos de lo alejada que vive la ciencia de la realidad es uno de los recientes proyectos científicos que están implementándose en los bosques españoles.

Los que conocen el campo, al menos lo básico, saben que las aves hacen sus nidos camuflados en los árboles y nunca anidan dos veces en el mismo lugar para protegerse de los depredadores.

Si sus nidos fueran llamativos y reconocibles, y si encima anidaran en el mismo lugar, el depredador aprendería el camino y robaría cada año los huevos como tradición.

Cuando me refiero a depredadores, por supuesto incluyo al peor depredador de todos: El ser humano.

Tampoco es un secreto el mercado negro que hay en Europa de especies salvajes y especialmente de aves silvestres vendidas para los "coleccionistas" y los "amantes" de encerrar a animales en jaulas de por vida.

Sin embargo, a pesar de lo absurdo que puede parecer, ahora los científicos están promoviendo un proyecto en el cual se le ponen a las aves unas cajitas para que aniden. Por supuesto que gastar dinero en ponerle cajitas a las aves, un dinero que se podría invertir, por ejemplo, en reforestar, o en proteger sus espacios, no parece muy inteligente, y aun menos si se sabe que los que roban huevos y crías de estos pájaros podrían encontrar fácilmente los nidos.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Nuestro mundo ha llegado a unos
extremos de incoherencia que
mientras en las iglesias ponemos
vidrieras con palomas a las
verdaderas palomas les ponemos
pinchos de hierro para que no
tengan donde vivir y se alejen.
En una salida al campo con un vecino de mi pueblo encontramos con una buena cantidad de estas cajitas abandonadas. El amigo, con un aire inconfundible andaluz, me señala las cajitas y me dice: "Dios sabe el dineral que se habrán gastado en las cajitas" y que "los pájaros no las han usado porque tampoco son tontos".

Antes de soltar una carcajada el vecino me dice que ahora que le han dado a los pájaros "las casitas de protección oficial", seguro que pronto querrán pagarles el "paro" o "la ayuda familiar". ¡Pero que eso no pasará porque los pajaritos no votan y no son un voto que comprar!

Según se rumorea, el negocio de las cajitas es estupendo porque cada caja vale varios euros, y entregar miles de "cajas-nido" son muchos miles de euros.

Y como, además, lo que hacen los "científicos" no tiene que dar resultados, pues no pasa nada, se le ponen a los pajaritos las cajitas y si, como ha pasado en muchos lugares, los pájaros ya no las usan, pues tampoco pasará nada. ¿O es que no han fracasado la mayoría de los proyectos científicos de conservación de los últimos cincuenta años?

Unos días después, mientras todavía busco encontrarle el sentido al tema de las cajitas-nido, al café llegan unas personas que se dedican a vender jilgueros y otras especies de aves y, saboreando su café, comienzan a conversar, riéndose a carcajadas sobre ¡lo buenas que son las cajitas que les han puesto los ecologistas, porque antes pasaban mucho tiempo buscando los nidos y ahora, sólo tienen que pasar de vez en cuando por las cajitas y eso les está ayudando a encontrar los nidos más fácilmente!

El control
Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Poco más de trescientos años de la
revolución científica, la naturaleza
está siendo destruida a una velocidad
aterradora. En una espiral incesante,
la ciencia y la industria destruyen una
cosa y proponen una solución que
destruye aun más, y de esta forma el
mundo pareciera estar dirigiéndose
al abismo. Mientras más intentan
controlar a la naturaleza más daño
le hacen y más la destruyen.

Después de muchos miles de años, la naturaleza ha sido capaz de florecer en equilibrio y las especies han vivido en armonía dentro de sus ecosistemas.

Hoy, poco más de trescientos años después de la revolución científica, la naturaleza está siendo destruida a una velocidad aterradora.

En esta espiral impresionante, la ciencia y la industria destruyen una cosa y proponen una solución, y esa solución destruye aun más, y de esta forma el mundo pareciera estar dirigiéndose al abismo.

Mientras más intentan controlar la naturaleza más la destruyen.

Poniendo como ejemplo a estos pájaros me pregunto: ¿No sería más inteligente dejar a la naturaleza que se recupere sola?

Y en lugar de ponerle cajas a los pájaros, que valen un dineral y después sirven para que los "depredadores" los encuentren más facilmente: ¿No dejamos de usar venenos e invertimos ese dinero, por ejemplo, en reforestar los bosques, dejando que los pájaros hagan sus nidos gratis en los árboles igual que los hicieron con éxito durante miles de años?

Las alas
Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
El maestro me dijo entonces que
los pájaros no se iban del zoo
porque le gustaba. Hace poco
descubrí que en muchos zoos,
para que las aves no se escapen,
les cortan las alas.

Mas de treinta años han pasado desde mi visita al zoológico de Jerez y decido regresar para enfrentarme con los recuerdos de mi pasado.

Lo primero que veo son unos flamencos. Treinta años atrás le pregunté al maestro porqué los flamencos no se iban del zoológico volando y el maestro me respondió que no volaban porque el zoo les gustaba mucho y era su hogar.

Fue muchos años después que descubrí que el maestro me había mentido otra vez y que en muchos zoológicos, para que las aves no se escapen, les cortan las alas.

Los abuelos

Una pareja de abuelos entra con sus nietos y se sientan frente a la jaula donde están los dromedarios. Un pobre dromedario está encerrado en un pequeño espacio y se mueve de un lado a otro con desesperación. (Ver video)

El niño más pequeño, que todavía no ha sido educado en el odio y el desprecio a la naturaleza, comprende la desesperación que sufre el animal y se pone a llorar diciendo que se quiere ir.

Los abuelos, completamente desalmados y programados, insisten en programar a su nieto para que crea ¡que es bonito tener a este animal toda la vida encerrado en esta jaula!

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
Y el destino quiere que cuando
me acerco a hacerle una foto a
un cernícalo vea unos edificios
con viviendas que están detrás
del zoológico y comprendo que
no hay mucha diferencia de estas
jaulas para animales y los lugares
en los que viven muchos humanos
Los cielos

Durante mi visita reflexiono sobre el hecho de que, igual que hace treinta años, muchas escuelas vienen todavía a este tétrico zoológico a enseñarle a los niños a aceptar la esclavitud como normal y a sentir desprecio por la naturaleza.

Me acerco a hacer una foto de un cernícalo y cuando veo unos edificios con viviendas que están detrás del zoológico tengo una revelación: No hay mucha diferencia de estas jaulas para animales a las jaulas en las que viven encerrados muchos humanos. ¡Muchas ciudades están diseñadas con las mismas jaulas que este zoológico!

La mentira

Frente a mí un águila imperial intenta volar en su jaula de unos cuantos pasos y me pregunto: ¿Porqué gastar tanto dinero en mantener estos lugares, inútiles para la conservación, mientras las verdaderas águilas mueren de hambre o envenenadas?

Un niño muy pequeño le pide a la profesora que suelte a los pájaros para que puedan volar por el cielo, y mientras un buitre leonado con las alas atrofiadas se golpeándo contra la reja frente a nosotros, la maestra le explica al niño que ese buitre está contento en su jaula y además es un héroe que está siendo usado por los "científicos" para proteger a los demás buitres de la extinción.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
¡La maestra le está diciendo al niño
la misma mentira que me dijeron a
mí treinta años atrás! ¡Que el zoo
sirve para la conservación cuando
la especie que tenemos delante está
al borde de la extinción!
¡La maestra le está diciendo al niño la misma mentira que me dijeron a mí treinta años atrás!¡Y es una mentira aun peor porque antes había muchos buitres leonados mientras que hoy están al borde de la extinción!

La desolación

El panorama es desolador porque mientras estos niños son engañados por sus "programadores" los maestros para despreciar a la naturaleza y a ver normal la esclavitud, los verdaderos animales libres se extinguen y el medioambiente está siendo destruido.

Frente a nosotros hay un águila pescadora que, como en su jaula no hay río, ya no puede pescar. Y lo peor es que si lograra escapar, con la contaminación que provocan las ciudades y los agroquímicos los ríos están tan contaminados ¡que en ellos ya no quedan ni peces!

Y el águila perdicera que hay al lado, si se escapara, apenas tendría perdices que comer, y, aun peor, si lograra cazar alguna perdiz probablemente moriría envenenada, ¡porque las perdices comen lo que queda de los campos destruidos por los agroquímicos y hasta los cazadores han tenido que dejar de comerselas!

La historia es tan impresionante, que este año me contaron que un cazador que fue a cazar liebres y que, cuando la liebre salió corriendo, el animal cayó fulminado en plena carrera. ¡A la liebre le dio un ataque al corazón!¡Así de envenenados están los animales!

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.
El tapir y la capibara deprimidos
en una de las jaulas del zoológico.
¿Qué clase de mente pervertida
tuvo el científico sin alma que sacó
a estos animales de sus hermosas
selvas y las metió en esta jaula?
Los monstruos

En el resto de la visita al zoológico veo con tristeza a muchos animales que tuve la suerte de ver en libertad.

En una jaula hay un tapir deprimido, animal que ví en libertad en las selvas de Chiapas, en México.

En Chiapas aun quedan bosques que han resistido la destrucción de las máquinas y de los inventos de la ciencia, que no tiene conciencia.

El Manatí, acostumbrado a las frescuras húmedas de las selvas, yace tendido al sol en un suelo de tierra y junto a él están unos chiguires, conocidos como kapibaras, animales a los que contemplé en libertad en la Gran Sabana Venezolana. ¿Qué clase de mente pervertida tuvo el científico sin alma que sacó a estos animales de sus hermosas selvas y las metió en esta jaula inmunda?¿Que tipo de monstruos ha sido capaz de crear la ciencia?

La esperanza

Mientras observo a la guacamaya roja, que también vi volar en libertad en las selvas de Chiapas, el destino, que siempre es misterioso, hace que uno de los trabajadores del zoológico ponga una canción en la radio que dice: ...quiero salir...quiero escapar... ¡Que ironía que en este campo de concentración para animales esté trabajador esté escuchando una música que habla de Libertad!¡Igual son los animales que quieren que los liberemos y que comprendamos que ellos, como el trabajador están soñando con la libertad!

Al salir del zoológico, casi llorando por ver tanta crueldad, observo los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, y me pregunto si este texto servirá para que algunas personas comprendan que lo que le hacemos a estos animales nos lo hacemos a nosotros mismos.

Observando los llanos deforestados que rodean la ciudad de Jerez, extensos campos desertizados y envenenados en los que ya no permitan ni que crezca la hierba, es cuando comprendo que el campo de concentración para animales que tengo delante fue una distracción que sirvió para entretener a la gente mientras se destruían los verdaderos bosques y se extinguían a los animales en nombre del "progreso" y del "desarrollo". Durante milenios los seres humanos convivieron con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.

En esta última foto puedes ver como vivían los animales antes de que la Revolución Industrial y la Revolución Científica pusieran nuestro mundo en manos de la ciencia, que no tiene conciencia. Durante milenios los seres humanos convivieron en armonía con los animales y la naturaleza fue sagrada para todas las religiones. Trescientos años de Revolución Científica han bastado para colocar a nuestro planeta al borde de su destrucción.

Para terminar comparto La Ecuación del Universo, un audiovisual donde se propone una nueva visión del mundo, una nueva humanidad conectada con la naturaleza, respetuosa con los animales y más consciente de la sacralidad y la belleza de la vida.



Fuentes consultadas y adicionales

El perrito. Diario de un Observador
La ciencia sin conciencia. Diario de un Observador
La Nada. Diario de un Observador
Controlando las fuentes. Periodismo quijotesco.
El Apocalipsis Cientontífico. Periodismo quijotesco.
La historia de Ota Benga. Exhibido en un zoo con los monos.
Trafico de especies salvajes. Traficantes de vida
Se multará por alimentar animales abandonados


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