Los dos hermanos

Sin cobrar ni un peso, Miguel pasa seis meses yendo y viniendo a la prisión, recopilando documentos, haciendo copias y poniendo todo el tiempo necesario para liberarlos. La familia del buda está asombrada viendo como Miguel los ayuda sin pedir nada a cambio.   Una vez recogida la documentación Miguel acude a una cita para la lectura del veredicto y para él es un muy hermoso ver como, con su familia presente, al buda le dan la libertad. En medio de una gran alegría, la familia le da las gracias a Miguel llamándolo licenciado y él responde que él no es licenciado y que sólo es un amigo más.   La madre del buda, que es una persona muy humilde y con pocos recursos, le ofrece a Miguel un sobre pero él se niega a recibirlo y ni siquiera lo abre para ver que tiene dentro.      Cuando la familia insiste, Miguel les contesta que él le debe mucho más a su hijo por haber cuidado de su hermano y que si quieren pagarle que ayuden a sus semejantes y a cualquier persona que se les acerque y se encuentre en una situación difícil. Esa sera su forma de pago.
"Y tú, cuando hayas vuelto,  
tendrás que fortalecer a tus hermanos."
Jesúcristo (Lucas 22-32)
"Y tú, cuando hayas vuelto,  
tendrás que fortalecer a tus hermanos."
Jesucristo (Lucas 22-32)

La semana

El lunes Miguel empieza la semana y cuando toma su auto para ir a trabajar se le rompen las vielas. Y sin saber si es mala o buena señal, el martes Miguel se ve obligado a malbaratar su auto y lo tiene que vender porque la reparación es muy cara y no tiene dinero para pagarla.

La semana continúa y el miércoles, siguiendo con la mala racha, Miguel sale de su casa con un coche prestado y sufre la desgracia de que atropella a su propia perrita y la mata. El animal, que nunca sale a hacer el baño, se había escapado y como estaba muy obscuro Miguel no la ha visto y la ha atropellado. Viendo a su perrita muerta a sus pies Miguel se pregunta: ¿Porqué estaré teniendo tan mala suerte?¿Que me estará pasando?

Llega el jueves y Miguel, que es comerciante y se dedica a la compraventa, entra al metro y lo intentan asaltar. Trae con él doce mil pesos y unos tipos se le acercan, tocan su bolsa y, después de hacerse señas unos a otros, comienzan a gritar ¡Regresale la cartera!¡Ladrón!¡Le quitaste la cartera!

Unas señoras espantadas jalan la palanca, el tren se para y segundos después llega la policía y comienza una fuerte discusión en la que Miguel explica que es inocente y el estafador lo acusa de haberles robado la cartera.

La policía le pide a Miguel que muestre lo que tiene encima y este saca una pieza de piel en la que lleva las credenciales y en la cual no caben billetes, y el sobre con los doce mil pesos, y entonces el ladrón comienza a gritar que el dinero es suyo y que Miguel se lo robó para después tirar la cartera.

Los policías proponen que vayan todos a la delegación pero Miguel no quiere ir porque cree que al llegar a la comisaría podría acabar perdiendo todo su efectivo en manos de los policías.

Después de una larga discusión Miguel consigue que la policía lo deje marchar y antes de tomar el próximo tren le pide a los policías que retengan al estafador y sus compinches que siguen amenazándolo con perseguirlo para que les "devuelva" su dinero.

Por suerte, los policías, que son buenas personas, lo apoyan y retienen a los ladrones para que Miguel pueda marcharse en el siguiente tren.

Pero, por sin no habían sido bastantes los contratiempos, el viernes Miguel recibe una llamada en la que le comunican que su hermano y su cuñada, que trabajan en un banco, han sido detenidos y enviados a la cárcel acusados de un fraude en el que los involucró su jefe.

En ese momento Miguel está destrozado, se ha quedado sin coche, ha matado a su propia perrita, ha sufrido un intento de asalto y su hermano y su cuñada están en la cárcel acusados de fraude. Aterrorizado pensando en lo que el destino le deparará en los días venideros, la cabeza de Miguel no para de dar vueltas y no logra conciliar el sueño en todo el fin de semana.

La parálisis

El lunes siguiente, después de dos días sin poder dormir, Miguel intenta levantarse de la cama para ir a trabajar y se da cuenta con terror de que su cuerpo parece una losa y no se puede mover.

Su esposa se va a trabajar y Miguel queda tendido en la cama ausente de su cuerpo y de su mente. No sabe si es enfermedad o depresión, pero su cuerpo está bloqueado.

Minutos después, cansado de tanto luchar contra su miedo, Miguel cae en un sueño largo y profundo del que se despertará aturdido y contemplando con terror que su cuerpo sigue paralizado. 

Las fuerzas

Esa noche su esposa le pide que visite a su hermano en la prisión pero Miguel sigue paralizado y no tiene fuerzas para levantarse de la cama. Lo sucedido la semana anterior ha sido un choque tremendo para su ser.

En medio de esta terrible crisis, Miguel recibe la llamada de sus sobrinos que le piden que los acompañe al penal y en ese momento, con las pocas fuerzas que le quedan, se levanta y se va con ellos a visitar a su hermano a la prisión.

Cuando Miguel llega al reclusorio y observa la terrible comprende que su hermano lo necesita y este pensamiento hace que inmediatamente olvide su cansancio y su dolor y recupere sus fuerzas. Debe mantenerse fuerte para su hermano que lo necesita.

El plan

Una vez recuperadas sus fuerzas Miguel organiza un plan con la familia para sacar a su hermano de la cárcel porque los licenciados le quieren cobrar 100.000 pesos por defender a su hermano y 80.000 pesos por defender a su cuñada y no tiene los recursos.

Miguel reune a la familia y les explica que todos serán un equipo y que la situación en la que se encuentran es un rompecabezas en el que cada uno de ellos será una pieza muy importante. Todos juntos empezarán a funcionar desde ese mismo momento.

Una vez reunida y movilizada la familia, Miguel comienza haciéndose preguntas simples sobre cómo podría solucionar el problema y pone su mente a trabajar.

Lo imposible

Al día siguiente Miguel lleva el caso ante un defensor de oficio y este lo recibe pensando que es licenciado o abogado. Pero él, mirándolo a los ojos y hablándole con la verdad, le explica que no es ni licenciado ni abogado pero que está dispuesto a sacar a su hermano de la cárcel. El defensor admirado por su actitud se ofrece para darle a Miguel el apoyo que necesite.

Unos días después Miguel se reune con el director de defensores de oficio del reclusorio y descubre que, por casualidad, es una amistad que tiene desde hacía unos años y se alegra de ver que fin la fortuna le sonríe.

Pero en la primera reunión con el director Miguel recibe la mala noticia de que su hermano no podrá salir del reclusorio hasta que no repare el daño del fraude cometido, le den la sentencia y reciba un posterior perdón.

Sin embargo Miguel, que lo escucha y no lo quiere creer, se niega a aceptar que sea imposible sacar a su hermano.

Las apariencias

Mientras trabaja para liberarlo, Miguel visita los martes y los jueves a su hermano para apoyarlo y proveerle de todo lo que necesita y cuida a sus sobrinos ya que son muy jóvenes y el choque de ver a sus padres en la cárcel ha sido tan duro que no quieren estudiar ni trabajar.

Miguel se reune con el apoderado legal y el licenciado del banco que ha demandado a su hermano y se da cuenta de que ambos lo tratan como si fuera abogado, y aunque Miguel les repite que no lo es, los representantes legales parecieran no creerle.

Después de las primeras reuniones Miguel comprende que no los están respetando porque van vestidos con ropa informal y le dice a su sobrino que las personas los van a tratar como los vean y como vistan, así que desde ese día irán de traje para que los traten mejor.

Tristemente, demostrando lo clasista y excluyente que es nuestra sociedad, cuando empiezan a aparecer con el traje, los representantes legales cambian su actitud y comienzan a tratarlos con más respeto.

El tragabalas

Miguel consulta al director jurídico del banco en el que trabaja para que le enseñe a leer y entender los expedientes y la casualidad quiere que este amigo conozca personalmente al director del banco que ha demandado a su hermano.

En una cita telefónica, el director del banco que demandó a su hermano se ofrece para apoyarlo en lo que pueda y, al final, se llega a un acuerdo en el cual el demandante aceptará una vivienda como pago por el fraude y Miguel se da a la tarea de arreglar la documentación necesaria.

Pasan los meses y la familia se turna para visitar a su hermano y a su cuñada, haciéndoles compañía y llevándoles comida. En estas visitas, Miguel comienza a entablar amistad con algunos internos que desde el principio se ofrecen para cuidar de su hermano sin cobrarle ni un peso.

A pesar de los momentos tan hermosos que vive en la cárcel con los internos, algunos de ellos grandes seres humanos, Miguel siempre llega a su casa con un nudo en la garganta porque le han dicho que su hermano no está saliendo de la celda ni para comer porque ha visto como golpearon a alguien para quitarle los zapatos y que picaron (apuñalaron) a otro para quitarle la playera.

En una de sus visitas un interno conocido como el "tragabalas", se le acerca y le dice: -"Jefe, saque a su hermano, que él no es una persona para estar aquí". Y estas palabras hacen que Miguel se entristezca mucho y al mismo tiempo comprenda que tiene que sacar a su hermano de prisión.

El padre

Cada vez que entra al reclusorio a Miguel se le acercan internos a ofrecerle servicios o a pedirle ayuda. Dentro de sus posibilidades él y su familia les llevan de comer o los ayudan sin tener en cuenta lo que hayan hecho o no.

Después de un tiempo, uno de los presos comienza a decirle a Miguel "papá" y él, tras darle las gracias, le pide que no le diga "papá" y que lo considere sólo un amigo más.

El recluso le cuenta que su padre verdadero nunca lo quiso, nunca lo escuchó y nunca le dio consejos y que por esto quiere que sea su "papá". Miguel le responde agradeciendo que haya visto esa imagen en él, pero, con todo respeto, le explica que es sólo un amigo más y en lo que pueda apoyarle lo apoyará.

Cumpliendo su promesa, poco tiempo después, Miguel le compra a su nuevo "hijo" un cajón para que pueda dar grasa como limpiabotas y se gane unos pesos para comprar comida y sobrevivir dentro de la prisión.

Otra casualidad

Mientras tramita los papeles que se necesitan para la entrega de la vivienda, el apoderado legal del banco que demandó a su hermano le pone trabas y como el tiempo pasa y no logra avances, Miguel decide hacer él mismo los trámites que deberían hacer los demandantes.

Así que Miguel acude al banco que tramita los papeles de su hermano y descubre que en las estanterías todavía está la documentación original que debió ser entregada dos meses antes. ¡Los demandantes ni siquiera han llevado los papeles a la notaría para darles seguimiento!

Miguel pide una junta con el director del banco y le muestra los documentos originales que deberían haber sido entregados dos meses antes y, viendo este grave error, el director ordena que a partir de ese momento todo lo que hagan los abogados se lo comuniquen y que ayuden a Miguel en todo lo que necesite.

La ayuda que recibe de todas las personas con las que se encuentra en el camino es para Miguel la prueba de que las personas son esencialmente buenas y que cuando hablas con la verdad y actúas con humildad consigues las cosas.

Temiendo que, igual que la vez anterior, los papeles de su hermano no sean tramitados, Miguel hace el trabajo de los demandantes y acude a la notaría para arreglar él mismo los papeles y cual será su sorpresa cuando la licenciada descubre un error en el documento y le explica que, de no haber acudido él personalmente a corregir este error, habría entregado su casa para nada.  

El retraso de la entrega de los papeles fue un milagro ya que si los demandantes hubieran entregado los papeles dos meses antes, Miguel habría entregado la vivienda pero su hermano y su cuñada no habrían podido salir de prisión.

El milagro

Una vez arreglados los papeles Miguel se encuentra con un nuevo problema porque el juez se niega a firmar las escrituras y sin su firma no puede seguir adelante.

Su hermano y su cuñada ya han pasado en la prisión cinco meses y el notario, que admira mucho el esfuerdo de Miguel, se ofrece para acompañarlo y le dice que no se irán del juzgado hasta que firmen tu hermano y tu cuñada las nuevas escrituras cediendo los derechos al banco demandante

El juez dicta sentencia y condena a su hermano y a su cuñada a 9 años, seis meses y un día de cárcel. Y al conocer la sentencia los acusados se desploman en el interior del penal. Pero entonces, Miguel llega para entregar las escrituras a los representantes del banco demandante y el juez llama a los condenados para otorgarles el perdón. Sólo dos horas después su hermano y su cuñada salen en libertad.

Sin ser abogado ni licenciado, guiado por la fuerza de su corazón y con la verdad por delante, Miguel ha hecho un milagro y los ha sacado de la cárcel.

El agradecimiento

Miguel acompaña a su hermano que quiere darle las gracias al defensor de oficio y cual será su sorpresa cuando el licenciado le dice: -"Las gracias tienes que dárselas a tu hermano Miguel, ya que fue él quién hizo todos los movimientos y nosotros sólo lo apoyamos, es gracias a Miguel que estáis libres."

Y después, cuando Miguel llama a la licenciada de la notaría para darle la noticia de que ha logrado liberar a su hermano esta le dice: -"Miguel, como quisiera tener un hermano como usted, feliciteme a su hermano." Y la licenciada le pasa el teléfono al notario titular que le dice: -"Enhorabuena Miguel, como me gustaría tener a un hermano como usted, felicidades". Miguel guarda en su corazón estas palabras y mientras me lo cuenta llora de emoción.

Miguel y su hermano van a darle las gracias al Director Jurídico del banco que lo demandó y cuando llegan este le dice a su hermano: -"No me des las gracias, fue Miguel el que hizo todo, dale gracias a tu hermano". Y el apoderado legal y el licenciado le dicen: -"Sí, su hermano nos puso a trabajar" y Miguel responde:  "No, yo no los puse a trabajar, yo les enseñé a trabajar" y el director les dice, con un toque muy mexicano: -"Para que aprendan como se trabaja, cabr...."

Cuando se despiden el Director Jurídico del banco que lo demandó le dice a Miguel: -"Cuando quieras y gustes aquí hay un espacio para ti", y Miguel, con mucha humildad le contesta: -"Gracias señor director, pero bien sabe usted que no soy licenciado ni abogado" y el director le contesta: -"No importa, aquí hay un lugar para ti, Miguel".

El corazón

Estos sucesos aparentemente trágicos, hacen que Miguel se encuentre a sí mismo y descubra que nada es imposible cuando se hace con el corazón. 

Con esta experiencia Miguel aprendió que hay que ir siempre con la verdad, mirando a los ojos y piensa que lo que le sucedió fue una bendición que le ayudó a descubrir su esencia como ser humano.

Durante 27 años Miguel trabajó en un banco y vivió tan encerrado en su trabajo que no tuvo tiempo de conocer a su ser interno y gracias a todos los obstáculos que tuvo que superar Miguel ha logrado comprender el gran potencial que los seres humanos llevamos dentro.

La Nochebuena

El 16 de diciembre su hermano y su cuñada salen de la cárcel y el día 24 de diciembre van todos a la prisión a llevarle comida a sus amigos del reclusorio y celebrar la Nochebuena.

Durante la fiesta Miguel le cuenta a los presentes como, a pesar de que los directores, los apoderados y los licenciados, le habían dicho que era imposible, logró sacar a su hermano y a su cuñada de prisión. 

Mientras llora emocionado, Miguel repite que todo lo que le sucedió fue una prueba de que si las cosas se hacen con el corazón y con amor no hay nada imposible.


El pago

Entre los invitados a la cena están  los internos que protegieron al hermano de Miguel durante meses y uno de ellos es el hijo de una compañera de trabajo de Miguel que, por casualidad, encontró un día en la prisión y que durante meses se dedicó, sin cobrarle ni un peso, a cuidar de su hermano.

Esta compañera de trabajo vivía una situación muy difícil y tenía graves problemas económicos. Había perdido su vivienda y no podía trabajar porque tenía problemas de corazón. Miguel le prestó apoyo cuidándola mientras estaba en el hospital y llevándole dinero y alimentos a su hijo en la prisión.

También se encuentra entre los invitados un interno conocido como el buda, quién también se dedicó desinteresadamente durante muchos meses a cuidar del hermano de Miguel.

Miguel decide revisar sus casos y descubre que los dos internos tienen beneficios penitenciarios y han cubierto el 50% de sus sentencias por lo que comienza la tarea de consultar con algunos licenciados para que le expliquen que tiene que hacer para que gocen de estos beneficios.

Sin cobrar ni un peso, Miguel pasa seis meses yendo y viniendo a la prisión, recopilando documentos, haciendo copias y poniendo todo el tiempo necesario para liberarlos. La familia del buda está asombrada viendo como Miguel los ayuda sin pedir nada a cambio.

Una vez recogida la documentación Miguel acude a una cita para la lectura del veredicto y para él es un muy hermoso ver como, con su familia presente, al buda le dan la libertad. En medio de una gran alegría, la familia le da las gracias a Miguel llamándolo licenciado y él responde que él no es licenciado y que sólo es un amigo más.

La madre del buda, que es una persona muy humilde y con pocos recursos, le ofrece a Miguel un sobre pero él se niega a recibirlo y ni siquiera lo abre para ver que tiene dentro.

Cuando la familia insiste, Miguel les contesta que él le debe mucho más a su hijo por haber cuidado de su hermano y que si quieren pagarle que ayuden a sus semejantes y a cualquier persona que se les acerque y se encuentre en una situación difícil. Esa sera su forma de pago.

La amistad

El otro interno al que Miguel le ha revisado sus beneficios es el hijo de su compañera de trabajo, la cual viéndose sin empleo, habiendo sido echada de su casa y teniendo a su hijo en la cárcel, se le ha roto el corazón y se lo han tenido que operar.

Sin decirle nada al hijo para no preocuparlo, Miguel va a cuidar de la mujer al hospital porque no tiene a nadie y al mismo tiempo apoya al hijo con dinero y comida.

Un error en la documentación hará que la salida del hijo de su compañera se retrase, pero, dos meses después, Miguel contemplará con alegría el día que este hijo se encontrará con su madre que todavía está curando las heridas de su corazón.

Los chicles

Cuando pasa junto a una humilde vendedora de chicles a Miguel se le cae un expediente al suelo y la señora al ver los papeles le pregunta si es licenciado. Miguel le contesta que no, que no es licenciado, pero que le diga qué es lo que necesita.

La humilde mujer le explica que tiene un hijo en la prisión y que vende chicles para juntar 20 pesos y podérselos llevar cada domingo, que es el único día en el que puede visitarlo. Miguel le contesta que aunque no es abogado, intentará ayudarla y revisará el caso de su hijo.

Revisando los expedientes Miguel ve que el hijo de la vendedora de chicles tiene beneficios penitenciarios y con la ayuda de la nueva directora general de los defensores de oficio se pone manos a la obra para liberarlo.

La nueva directora lo apoyará de corazón y el hijo de la vendedora de chicles saldrá de la cárcel pocos meses después, un 19 de octubre.

El abuso

Como no le gusta el abuso hacia las personas humildes, Miguel decide ayudar a un anciano que tiene a su hijo en la prisión y al cual le han pedido que venda sus tierras en Oaxaca para entregar 10.000 pesos para llevar a desayunar a una secretaria y un magistrado. Miguel le pide al anciano que no venda su terreno y le promete que lo ayudará.

Al investigar Miguel descubre que el caso del anciano es una estafa ya que se metieron una apelación en marzo y otra en mayo que fueron rechazadas. Que le pidan los 10.000 pesos al anciano cuando el caso ya no puede ser revisado es un engaño y un abuso.

Muy molesto, Miguel le comunica el caso a la directora de los defensores de oficio y ésta le envía al anciano un licenciado para que le explique cuales son sus derechos y que no lo vuelvan a extorsionar ni a engañar.

Después de este caso Miguel viendo como algunos licenciados, incluso los defensores, se aprovechan de sus clientes, y engañan a estas personas humildes haciendo negocio con sus vidas y con su dolor, decide dedicar ese año a ayudar a las personas orientándolas, guiándolas y acompañándolas.

Y cuando le preguntan porqué no estudia la carrera de licenciado o abogado Miguel responde que no, porque sabe que él no sería capaz de cobrarle a nadie.

El mensaje

Miguel me cuenta que, gracias a Dios, esta fuerte sacudida que le dio la vida le sirvió para descubrir su verdadera esencia como ser humano y el poder que hay en la humildad y en las cosas que se hacen con el corazón.

También comprendió que tenemos que ayudar a la gente que nos necesita en el momento en el que ellos lo pidan, pero sin buscar ayudar a los que no quieren ser ayudados, ya que muchas veces la gente que ni siquiera está abierta para recibir la ayuda y escucharnos. Hay que ayudar sólo a los que quieren ser ayudados.

Para Miguel la sacudida que le dio la vida fue un mensaje muy importante y una gran lección. El ser de arriba nos manda pruebas y nos sacude la mente para que podamos retomar el verdadero camino, que es el camino de la verdad, el camino de la honestidad y el camino de la humildad, unas virtudes que nos llenan como seres humanos y nos dan la verdadera felicidad.

En ninguno de los casos Miguel tocó el dinero ni buscó lo material y desde que le sucedió todo aquello se siente mas lleno como ser humano porque comprendió que el sistema que manejamos a nivel mundial nos trata como si fuéramos máquinas, pero somos personas y tenemos corazón.

Miguel piensa que si encontramos el camino y hacemos las cosas como deben hacerse, no hay nada imposible porque los seres humanos somos sensibles y en esa sensibilidad está nuestro poder.

Pero para lograr las cosas hay que hablar con la verdad y mirando a los ojos, porque en ocasiones agachamos la cabeza porque nos creemos inferiores y entonces abusan de nosotros.

No importa el título que tengas, eres un ser humano, y en este caso, si agachas la cabeza te someten. Siempre hay que hablar con el corazón en la mano y con la verdad. Con eso se logra mucho.

El camino

Para Miguel, lo que pasó le ayudó a retomar un camino que tenía delante pero que, distraido por las cosas del mundo, no había alcanzado a ver.

Desde que le sucedieron estas cosas Miguel aprende sobre la marcha y no le gusta vivir ni del pasado ni del futuro. Lo que Dios, el ser que ilumina, le pone por delante, eso lo toma y lo aborda.  Los problemas no son problemas, son retos, y los retos son el día a día, el aquí y el ahora.

Haber resuelto estos casos sin ser licenciado ni abogado y haber sacado a su hermano de la prisión, cosa que todos creían imposible, también le enseñó a Miguel que los bloqueos están en nuestras mentes.

Como nunca vio nada imposible ni tuvo miedo, Miguel siguió adelante con el caso de su hermano hasta que lo liberó, lo cual demuestra que las barreras las ponemos nosotros y somos nosotros los únicos que las podemos derribar.


Los hermanos

Terminando nuestra entrevista Miguel me cuenta que el día que su hermano sale de prisión, se encuentra tan agotado emocionalmente y tan orgulloso por haber logrado resolver el rompecabezas que no encuentra fuerzas para estar presente.

Y de todos sus recuerdos, el más emotivo es cuando al encontrarse con su hermano en la primera reunión familiar, su hermano llama y le dice: -"Mira Miguel, ¿Has escuchado esta canción?¿Has visto lo que dice?  Y Miguel, escuchando la canción, entre lágrimas, comprende lo grande que es el poder del amor, para el cual no hay nada imposible.

A continuación puedes escuchar la canción que su hermano le puso a
Miguel la noche en la que se reencontraron después de salir de la prisión. 



Gracias a Miguel por permitirme el gran honor de compartir tu hermosa historia en mi blog

  
Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Jesús de Nazaret
 

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