Viaje al Centro del Universo llegamos a San Sebastián Bernal. Hemos recorrido 1285 kilómetros visitando Querétaro, la selva de Xilitla, la ciudad colonial de San Luis Potosí, el desierto de Real de Catorce y la ciudad cultural de Guanajuato.
Cada día hemos caminado de sol a sol conociendo una gran diversidad de climas, paisajes, gastronomías, costumbres y personas.
Aunque mi cuerpo siente un leve cansancio, las experiencias del viaje me dan una energía extraordinaria y mi mente está cada día más clara.
Nuestra casa en los próximos días será el Hostal Medieval, un lugar situado en las faldas de la Peña de Bernal.
Aprovechando el contacto con la naturaleza recobraremos fuerzas para la segunda parte del viaje que continuará en Yucatán, la tierra de los mayas.
Tras dejar las maletas en las habitaciones, nos sentarnos a observar la peña. Las águilas y las nubes vuelan alrededor de la montaña de piedra, uno de los monolitos más grandes del mundo. La peña está adornada por la pequeña capilla del hotel. Una vista espectacular.
Las gorditas son unas tortas gruesas de maíz rellenas con diversos ingredientes. Uno de los secretos de Bernal es que ha sabido conservar la rica gastronomía mexicana tradicional.
Tras un buen almuerzo regresamos al hotel donde nos dan la estupenda noticia de que nuestro guía será Edgardo Cabrera Delgado, dueño del Hostal Medieval.
Además de historiador, escritor y periodista, Edgardo lleva toda su vida recopilando historias y leyendas de Bernal que ha publicado en varios libros.
Tras saludarnos y conversar, Edgardo nos guía a una milpa donde un campesino está cultivando las verduras que emplea el hotel para su restaurante.
Tras saludar brevemente al campesino, ambos comienzan a retirar ramas del suelo y dejan al descubierto una reja. Se trata de la entrada a una antigua cueva tolteca-chichimeca.
Antes de entrar queman en el interior de la cueva un montón de ramas y hojas secas. Esto se hace para que las serpientes y otros insectos venenosos abandonen el lugar, el humo ahuyentará a los animales salvajes sin tener que hacerles daño.
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Edgardo Cabrera Delgado, escritor y periodista ha recopilado en varios libros las historias y las leyendas mágicas de San Sebastián Bernal |
La sociedad donde me crié es la sociedad de los insecticidas, plaguicidas, herbicidas... Y como el sufijo -cida significa muerte, podríamos decir que en Europa al campo lo rocían de muerte.
Los indígenas chichimecas usaban esta cueva para esconderse de la persecución y cacería que sufrieron durante siglos por parte de los europeos.
Y digo cacería porque los europeos consideraron a estos indígenas "salvajes" y se dedicaron a cazarlos como cazan hoy a los animales. Una cruda realidad que no debería ser olvidada.
Cuando la iglesia católica y los reyes europeos ordenaron perseguir a los chichimecas y comenzó la destrucción de su cultura esta cueva también sirvió para ocultar y preservar las imágenes de sus deidades.
Al fondo de la cueva Edgardo nos muestra una estatua de Tlazoltéotl, la diosa de los partos. Frente a ella hay una serpiente representando a Quetzalcóatl, la serpiente emplumada y al frente varias máscaras de piedra.
Hace poco leí una parte de la Historia de la Nación Chichimeca, un libro escrito por Fernando de Alva Ixtlilxochitl. Sin planearlo me encuentro poco tiempo después con muchas de las escenas de este libro personalmente.
Después de nuestra visita a la cueva el clima ha comenzado a cambiar, se acerca la tarde y las nubes negras se dirigen a la peña desde las cuatro direcciones. Es como si la peña fuera un punto de encuentro de las nubes.
Los rayos comienzan a iluminar el cielo y los truenos se oyen cada vez más cerca. Tlaloc, el dios de la lluvia, realiza su importante labor de refrescar y dar de beber a la tierra.
Calderón de la Barca tenía razón y que la vida es un sueño.
Con las leyendas de Bernal se nos ha olvidado el tiempo y las horas han pasado volando, es medianoche y nos vamos a descansar. A la mañana siguiente viajaremos atrás en el tiempo: buscaremos las huellas de los dinosaurios.
Los dinosaurios
Me levanto antes del amanecer para dar un paseo por el sendero que está frente al restaurante del hotel. Busco fotografiar la peña iluminada por la luz del alba.
En mi breve paseo encuentro muchos escarabajos con formas geométricas en sus caparazones. Cientos de caracoles que se mueven entre las plantas cubiertas de rocío. Las mariposas y las abejas revolotean en las flores. Las hormigas realizan su labor diaria.
Me emociona ver que el huerto del Hostal Medieval esté lleno de tanta vida natural. Se nota que aquí no ha llegado la agricultura basada en agroquímicos que está acabando con la vida y especies de muchos lugares que he visitado.
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Un huevo de dinosaurio que cayó en el barro y se fosilizó millones de años atrás. Siento una gran emoción imaginando la peña llena de estos enormes animales. |
Para encontrar las huellas de los dinosaurios tenemos que ir al final de un camino que está junto a la peña. Tras observar las huellas frescas de un coyote encontramos una señal que dice que acaban de sembrar 23.000 plantas autóctonas en un esfuerzo por recuperar los bosques. ¡23.000!
Desde que comenzamos el viaje sólo hemos visto ataques a la naturaleza. En San Luis Potosí y Guanajuato vimos la desertización provocada por las mineras y en Querétaro las podas extremas a los árboles de la ciudad.
Tras ver tanta falta de conciencia por la naturaleza encontrar un lugar donde se han sembrado tantos miles de plantas y árboles nos da mucha alegría
Disfrutando de un cielo azul precioso, llegamos al lugar donde se encuentran las huellas de los dinosaurios. Edgardo, que ha dedicado muchos años a investigar los restos de estos animales ya extintos, comienza la búsqueda.
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Una de las piedras con la forma de un animal.¿Será el espíritu de un dinosaurio reencarnado? |
Nuestra siguiente meta es subir a las rocas enormes que hay a un lado de la peña. Hace seis o siete años me hubiera costado mucho escalar un lugar así. Afortunadamente, dejar por completo el alcohol y el tabaco ha hecho que mi cuerpo recupere su fuerza.
Superar estas dos adicciones, que todos ven normales pero que no lo son, también ha fortalecido mi fuerza de voluntad librándome de muchos miedos y abriéndome a explorar nuevas ideas.
Al llegar a la cima encontramos una roca con forma de animal. ¿Será el espíritu de un dinosaurio reencarnado? ¿Sería este el tamaño que tenían estos gigantes?
Tomo una foto de Edgardo de pie en la roca más alta mirando hacia la peña. Mientras lo hago me doy cuenta de lo afortunados que hemos sido teniendo como guía a alguien como él. Edgardo, como los antiguos chichimecas, forma parte de la tierra y la tierra forma parte de él.
La tormenta
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La impresionante Peña de Bernal |
Las nubes han comenzado su reunión alrededor de la peña. Nunca antes había visto a las nubes reunirse de esta forma alrededor de un lugar. El cielo gris hace que recuerde una anécdota que me sucedió con un taxista de la Ciudad de México.
Una mañana al entrar a un taxi comenté que "el día estaba gris" y que "ojalá mejorara el tiempo". Visiblemente enfadado el taxista me dijo que el día era muy hermoso y que los "días grises son igual de hermosos que los soleados."
Siguiendo con su lección, el señor me recordó que gracias a la lluvia podemos beber y ducharnos, y que nuestros cuerpos sin el agua no podrían sobrevivir. Rechazar el agua es rechazar la vida.
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En la cima nos tendemos en las piedras para llenarnos de energía observando a la peña. |
Las nubes negras cubren el cielo y yo pienso en las personas que habrá desperdiciando los maravillosos días grises amargandose la vida mientras esperan al día soleado. Deber ser muy triste poder sentirse feliz solamente los días soleados.
Los pájaros ya se han resguardado en las ramas de los árboles y la peña está casi cubierta por las nubes.
Observando la majestuosidad de la tormenta que se acerca descubro que mi búsqueda y mi viaje no tienen sentido. El conocimiento que busco no está en los viajes, ni en las ciudades, ni en las esculturas, ni en la arquitectura, ni en los cuadros, ni en la música, ni en los libros.
El secreto está en la naturaleza, en una tarde de tormenta, en una mañana de sol o en el vuelo de un pájaro. En lo cotidiano está la magia que tanto he buscado.
La tormenta me enseña que no tengo que viajar a ningún país lejano para encontrar la felicidad. Que abriendo mi corazón y conectándome con la naturaleza puedo comprender a donde pertenezco y así vivir la magia de la vida.
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Nezahualcoyótl Códice Azcatitlan Lam XVII Reprografía Marco Antonio Pacheco/Raíces |
Nezahualcóyotl, cuyo padre fue el sexto señor de los chichimecas y su madre la hija del segundo señor de Tenochtitlan:
Alegraos con las flores que embriagan,
Las que están en nuestras manos.
Que sean puestos ya
Los collares de flores.
Nuestras flores del tiempo de lluvia,
Fragantes flores,
Abren ya sus corolas,
Por allí anda el ave,
Parlotea y canta,
Viene a conocer la casa de dios.
Sólo con nuestros cantos
Perece vuestra tristeza.
Oh señores, con esto,
Vuestro disgusto se disipa.
Las inventa el Dador de la vida,
Las ha hecho descender
El inventor de sí mismo,
Flores placenteras,
con ellas vuestro gusto se disipa.
Hace siglos, el gran poeta Nezahualcóyotl, quién sabe si contemplando también una tormenta en Bernal, desveló los secretos que estoy descubriendo yo en esta tarde lluviosa.
Los indígenas chichimecas, a los que los europeos llamaron "salvajes", conocían la importancia de vivir en armonía con la naturaleza y la respetaban. Desafortunadamente, la cultura occidental, basada en la avaricia y el desprecio a la naturaleza, ha sustituido a la indígena y las consecuencias son obvias: América está siendo deforestada y contaminada.
Cuando termina la tormenta los pájaros vuelven a posarse en las copas de los árboles. La peña reaparece rodeada por el cielo azul y el sol de la tarde la pinta de naranja. El olor a tierra mojada hace que me pregunte, otra vez, si la vida no será un sueño como decía Calderón.
Para despedirnos, en la noche, la Peña de Bernal nos regala otra lluvia: una lluvia de estrellas. Es la noche de las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo. Viendo a las estrellas caer del cielo pienso en lo mágico que es saber que los dinosaurios, millones de años atrás, estuvieron bajo este mismo cielo observando esta misma lluvia de estrellas.
Observar la majestuosidad de la tormenta me ha enseñado que mi búsqueda y mi viaje no tienen sentido. El conocimiento que busco no está en los viajes, ni en las ciudades, ni en las esculturas, ni en la arquitectura, ni en los cuadros, ni en la música, ni en los libros. El secreto está en la naturaleza, en una tarde de tormenta, en una mañana de sol o en el vuelo de un pájaro. La magia está en lo natural.
Capítulo siguiente: Viaje al Centro del Universo. Parte 11: La Tierra de los Elegidos
Hostal Medieval
Gorditas Doña Jose
Fuentes consultadas y adicionales
Entrevista a Edgardo Cabrera Delgado
Leyendas y tradiciones de Bernal
Historia de la nación Chichimeca
Poesía de Nezahualcóyotl
Biografía de Nezahualcóyotl
Texcoco. El reino de Nezahualcoyotl
La nada. Diario de un Observador