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Virgen María en el Mesón de la Abundancia |
En un lugar llamado el Mesón de la Abundancia, saboreamos una infusión de hierbaniz endulzada con miel de abeja exquisita mientras esperamos al guía que nos llevará a conocer Wirikuta, la tierra sagrada de los indígenas Wirrárika.
Unas horas de camino a pie por el desierto nos llevarán al lugar donde nació el abuelo Sol y podremos visitar el Centro del Universo.
Cuenta el mito indígena que debido a una escasez de alimentos, los ancianos enviaron a cuatro guerreros en busca de un lugar donde hubiera alimentos. Los cuatro jóvenes, que representaban los cuatro puntos cardinales, armados con arcos y flechas, emprendieron su búsqueda.
Después de unos días caminando encontraron un venado al que comenzaron a perseguir. Al septimo día los jóvenes llegaron a Wirikuta donde uno de los guerreros intentó matar al venado lanzandole una flecha. El animal la esquivó y desapareció en el bosque.
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Una imagen del Kauyumari o Venado Azul. Animal sagrado para los indígenas wirrárica |
Desde ese día la plantas de jícuri o peyote se consideran las huellas del Kauyumari o Venado Azul.
En lugar de comerme las huellas del Venado Azul, buscaré mi camino en el desierto con el corazón, la intuición y los cinco sentidos.
Tardamos varias horas en visitar los dos cerros más importantes de Wirikuta: El Cerro Grande o Lucero, donde nació el abuelo Sol y el Cerro Quemado, lugar donde se posó el astro antes de subir al cielo.
En sus peregrinación a esta tierra, los indígenas dan las gracias y piden consejo a la Tatei Nakahué, a su madre la Tierra, a su padre el Fuego y a su abuelo el Sol.
El racismo hacia los indios era tan extremo que el indígena que acompañaba al Llanero Solitario se llamaba Tonto.
Como muchas otras personas viví durante años creyendo en esa falsa imagen que promovían las películas y pensando que los indígenas eran salvajes e inferiores.
Los hechos reales son que estos indígenas tienen una cultura basada en el respeto a la naturaleza y que los bosques americanos han sido convertidos en desiertos, los ríos cristalinos han sido contaminados, los animales están extintos o en peligro de extinción y los océanos donde pescaban están siendo contaminados y cubiertos por una isla de plásticos.
Y observando la destrucción que han causado y siguen causando a la madre Tierra la Revolución Industrial inglesa y los inventos de la Revolución Científica me pregunto: ¿Habrá personas que sigan considerando a esta cultura que vive en armonía con la naturaleza, inferior y se atrevan a seguir llamándolos salvajes?
A solas conmigo mismo
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Un nopal con forma de corazón. Desierto de Wirikuta, tierra sagrada de los indígenas Wirrárika, en la Sierra de Catorce, México |
En la naturaleza, nuestro verdadero hogar, no necesitamos reloj, ni sufrimos la esclavitud del tiempo. En el desierto la angustia y la ansiedad desaparecen porque el tiempo se para.
Perderse en el desierto es muy sencillo y yo lo compruebo rapidamente. Paro unos minutos a tomar una fotografía y cuando levanto la cabeza el grupo ya no está. Miro en todas direcciones y los llamo pero nadie contesta. Estoy completamente perdido.
Tras unos minutos de pánico, decido sentarme a esperar que regresen, lo veo más lógico que caminar sin saber hacia donde voy. El guía seguro que recordará el camino y me encontrará.
Tras un corto tiempo sentado en una piedra, sintiendo la inmensidad del desierto comienzo a sentir una sensación desconocida, una paz que nunca había sentido antes. La paz que se siente cuando te quedas a solas contigo mismo.
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Reloj en el Mesón de la Abundancia en Real de Catorce. El desierto me enseña que se puede vivir sin la esclavitud del tiempo |
En la soledad del desierto el tiempo y el espacio no existen. Lo que me pareció mucho tiempo, en realidad fueron unos cuantos minutos en los que el grupo estaba esperándome muy cerca sentados en una pequeña colina.
Pero estos minutos de soledad total en el desierto, aunque fuera sólo una ilusión de mi mente, me enseñan que se puede ser feliz en completo en silencio y en completa soledad.
Cuando me reuno con el grupo, mi miedo al desierto ha desaparecido por completo, y al desaparecer este miedo, las plantas parecen mas verdes y el cielo se ve más azul. Los nopales comienzan a aparecer con formas de corazones y de jaguares. Quizá sean estas figuras la reencarnación de los espíritus de los animales y de las personas que murieron en estos lugares.
Para los wirarika las personas cuando mueren renacen en las palmeras que cubren los cerros. Estas palmeras son consideradas guardianas del lugar y llamadas cariñosamente los abuelitos.
Subiendo a la cumbre del Cerro Quemado nos encontramos con la silueta de un árbol solitario. El único superviviente de la destrucción de las mineras en la Sierra de Catorce.
Documentos históricos afirman que en 1775, año en que se abrió la primera mina de plata, la Sierra de Catorce era un bosque. Sólo cincuenta años después, en 1825, "no quedaba ni un árbol ni un matorral".
Hoy, casi doscientos años después, la Sierra de Catorce no ha podido recuperarse de la explotación a la que fue sometida.
Sin poder olvidar el árbol solitario, seguimos subiendo el cerro. Tras pasar una espiral de piedra, llegamos a la cima, donde encontramos pequeña capilla decorada con ofrendas de muchos colores y texturas.
Hay imágenes de árboles, conejos, serpientes, pájaros, venados, jaguares. Recuerdos del bosque que una vez hubo en estas montañas.
Camino de regreso por las faldas del cerro y observando el enorme desierto me pregunto: ¿Qué habrá hecho la tierra para que las industrias la destruyan de una manera tan brutal?¿Es posible que tantos millones de personas no se den cuenta de que el océano se está cubriendo de plásticos? ¿No ven que los bosques más importantes del mundo están siendo deforestados y que de ellos depende el aire que respiran?
De nuevo me encuentro frente al árbol solitario, el superviviente de la mina, luchando por sobrevivir a la destrucción de la sociedad industrial.
Una sociedad, la de la ciencia, que no tiene conciencia, que consume la vida sin dar frutos, una sociedad que con sus inventos y sus máquinas destructoras arranca para hoy pero no siembra para mañana, un mundo que movido por la codicia y la ignorancia se está destruyendo a sí mismo.
La serpiente de nube
A nuestro grupo se ha sumado un nuevo compañero, el perro de nuestro guía Eduardo.
Este compañero canino nos cuida y se mantiene todo el tiempo asegurándose de que nos mantengamos unidos y nadie se quede atrás.
Los primeros rayos de sol iluminan la cima del Cerro Grande, conocido cómo el Lucero, y después, el Cerro Quemado, que con su forma de elefante, se muestra ante nosotros pintado con un color naranja intenso.
En ese momento, en la falda del cerro, en un cielo sin una sola nube, totalmente despejado, una pequeña nube blanca aparece. En cuestión de segundos la nube toma la forma de una serpiente que desciende sobre Wirikuta.
Después de tomarle un par de fotos con el teléfono me dedico a observarla, me impresionan su tamaño y su forma. Su ojos están perfectamente formados y su cuerpo muestra el movimiento típico de las serpientes al caminar sobre la tierra. Después de unos minutos, la nube con forma de serpiente descendente se desvanece sin dejar rastro.
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Tormenta durante la puesta de sol en Wirikuta, la tierra sagrada de los indígenas wirrárika. |
El encuentro con esta nube se convierte en el momento más extraño y misterioso de toda mi vida. Sin poder encontrar una respuesta lógica, seguimos nuestro camino.
Llevamos dos días completos recorriendo Wirikuta y caminando de sol a sol, a pesar de la altura y el esfuerzo no siento ningún cansancio. Es como si la tierra me transmitiera su energía porque apenas necesito beber ni comer.
En el camino de regreso conversamos sobre el proyecto de la minera canadiense First Majestic Silver Corp. Compañía que obtuvo el permiso para explotar gran parte de las tierras sagradas de Wirikuta. Este proyecto fue paralizado gracias a una gran presión nacional e internacional.
Una nueva explotación minera significaría el final de Wirikuta y de la peregrinación milenaria de los wirrárika.
Además, la mina agotaría los pocos recursos naturales que aun quedan en una tierra extenuada. Tras extraer todos los minerales, consumir y contaminar el agua, la minera, como hicieron las anteriores, abandonaría Real de Catorce dejando a sus habitantes en una situación de falta de recursos aun peor que la actual.
La vida sigue y nuestro viaje también. Dejamos Wirikuta observando como el abuelo Sol se pone sobre el desierto, la lluvia dibuja lineas grises sobre las montañas y unos niños wirrárica, hijos de la Tierra, suben corriendo por la ladera de un cerro y se pierden en el horizonte.
Si te gustan estas historias te recomiendo mis libros:
El curso de la vida: https://tocapartituras.org/partitura/el-curso-de-la-vida-libro-de-chico-sanchez
La Profecía de los Jaguares: https://tocapartituras.org/partitura/la-profecia-de-los-jaguares-libro-de-chico-sanchez
Conoce todos mis proyectos en http://www.chicosanchez.com y http://youtube.com/ChicoSanchez
Mi música: https://tocapartituras.org/?s=chico+sanchez+musica
Real de Catorce
Wirikuta
Mesón de la abundancia
Fuentes consultadas y adicionales
Wixáriva Wirikuta (Documental Recomendado)
Wirikuta. Reserva indígena invadida por las mineras.
Para entender Wirikuta
El Huichol: Wixárika
El cerro del Quemado y el orígen de la vida (La Jornada)
Aulex. Diccionario Náhuatl- Español
Mitología Huichol
Cactáceas en peligro
Tula. John Pohl's Mesoamerica. FAMSI (En inglés)
Tula. La legendaria Tollan. Ciudad de Quetzalcoatl