El Viaje al Centro del Universo se ha convertido en un camino lleno de momentos mágicos y grandes lecciones.
Nuestro próximo destino es Guanajuato. Ciudad conocida por su festival Cervantino, un encuentro internacional donde se realizan actividades relacionadas con Miguel de Cervantes y su famoso hijo, Don Quijote.
El olor de los dulces en las panaderías, las pequeñas tiendas donde los vecinos conversan, los niños jugando en las plazas, las ramas de los árboles llenas de pájaros, las iglesias abiertas y frescas, las calles estrechas por donde los vecinos van y vienen, las casas y patios llenos de flores.... Siento como si volviera a tener cinco años.
Sin embargo yo ya no tengo cinco años. La Andalucía de mi infancia ha cambiado mucho. Las cosas que reconozco en Guanajuato de mi pasado casi todas se han perdido.
Cuando el "desarrollo" y el "primer mundo" llegaron a mi tierra, las tiendas de ropa barata de china y los grandes centros comerciales sustituyeron a los productos de los pequeños artesanos y agricultores, los bancos sustituyeron a los teatros, y los lugares donde se compartía la cultura fueron sustituidos por bares con pantallas para ver fútbol. Nadie puede negar que la cultura popular andaluza está desapareciendo.
Sentado en la plaza de Guanajuato, sintiéndome como si volviera a tener cinco años, saboreo unos dulces tradicionales que tienen el sabor de mis recuerdos.
Unos niños juegan a perseguirse, una anciana vende dulces artesanos de almendra que ella misma hace, otros conversan junto a al puesto de jugos naturales repleto de frutas y de abejas. Casi todas las personas sonríen conversando a la sombra de unos grandes árboles. Vida por todos lados.
Lo más valioso que puede tener un pueblo es su cultura y su humanidad.
En el "primer mundo" que la gente ve como la salvación no hay humanidad porque es un mundo de números y estadísticas en el que sólo cuentan las ganancias. La solidaridad, la alegría y el amor no cuentan, porque no se pueden contar.
Guanajuato no solo muestra el poder de hacer que reviva mi pasado sino que también puede mostrarme mi futuro.
En media hora voy a tener un encuentro con la muerte del que, afortunadamente, saldré vivo y renovado.
Estoy en el Museo de las Momias de Guanajuato. Situado en el panteón de Santa Paula. El lugar contiene una gran cantidad de cuerpos humanos momificados. Debido a ciertas condiciones ambientales y la falta de humedad, los cuerpos se momifican de forma natural.
Cuando te encuentras con la muerte la mente se calma, los pensamientos absurdos y repetitivos se silencian, y el ego, si no te posee totalmente, tiende a desaparecer.
Además de esto, la muerte te muestra otra realidad importante: que la vida es corta y que tu cuerpo, como tus posesiones materiales, no son eternos. Todo llega a su fin.
Al no tener familiares que pagaran su"perpetuidad", el doctor perdió su sitio en el cementerio y fue desenterrado. Al abrir el nicho encontraron que el cuerpo se había conservado y lo expusieron para que lo vieran los vecinos.
Mostrando precisamente al médico, es como si la muerte quisiera poner en su lugar a la ciencia médica, recordando a los mortales que ella es la que manda.
Ni la ciencia, ni los instrumentos quirúrjicos, ni las medicinas, sirvieron al doctor Remigio Leroy para evitar su muerte. Todos los mortales sin excepción tendrán que recorrer el mismo camino. Los mortales, a la muerte pertenecen.
Y entonces, viendo el cuerpo del doctor, vestido elegante, como si fuera a una fiesta, me pregunto: ¿Porqué preocuparse tanto sobre la muerte cuando es algo inevitable?¿No sería mejor vivir la vida plenamente en lugar de preocuparse por una muerte que ya está asegurada?
La máquina pensante
La fuerza o voluntad que movía a estos cuerpos parece haberlos desechado igual que nosotros nos quitamos un abrigo o un pantalón.
De sus emociones, sentimientos o pensamientos, no parece quedar nada. Solo veo los huesos cubiertos de piel y las bocas abiertas porque la fuerza, que mantenía las mandíbulas cerradas, ya no está. Polvo eres y en polvo te convertirás.
Dicen los ateos y algunos científicos que las personas no tienen alma y que todo es una creación de la mente. Cuando morimos, según afirman, los cuerpos se disuelven y ahí acaba la historia.
Observando a la momia en el cajón me pregunto: ¿Será verdad lo que dicen estas personas de que no somos nada más que la piel y los huesos que tengo delante?¿Seguro que no habrá más?
Nuestros cuerpos, según afirman estos científicos y ateos, son algo así como máquinas movidas por una mente finita que muere con nosotros. Según ellos no tenemos alma, ni estamos conectados con nada divino fuera de nosotros. ¿Querrán decir con esto que el cuerpo humano es algo así como mi lavadora y que la mente es un objeto mecánico como mi ordenador?
Si los seres humanos son, como se dice, simplemente máquinas sofisticadas con la inteligencia de computadoras, si sólo son un cuerpo mecánico y una mente finita: ¿Qué fuerza le da al interruptor para que comiencen a funcionar como hacemos nosotros con los electrodomésticos?¿Y qué fuerza programó sus mentes y su adn como nosotros programamos nuestras computadoras? ¿Cual será esa fuerza detrás de esta potente máquina pensante finita que para los científicos es el ser humano?
Lo suave y lo duro
Aplicando este principio a nuestros pensamientos y creencias: Si la muerte es rígida: ¿No deberíamos ser flexibles con nuestras creencias para ponernos de lado de la vida? Si la muerte es dura: ¿No deberíamos nosotros ser tiernos y suaves con nuestro entorno? Y si la muerte es seca: ¿No deberíamos ser fluidos en nuestros pensamientos en lugar estancarnos en nuestras viejas ideas?
La vida se mueve y cambia constantemente: ¿Porqué entonces las personas tienen tanto miedo a cambiar? ¿No será que negándose al cambio se ponen rígidas alejándose de la vida?
Observando como lo material y como la muerte tienden a lo duro, a lo rígido y a lo seco me pregunto: ¿Será que nuestro materialismo está provocando que la muerte se extienda por nuestro planeta?
Sus músculos se ponen rígidos, sus pensamientos dejan de fluir y sus corazones se endurecen.
Por su miedo dejan de ser suaves con los demás. Y de tanta dureza acumulada en sus corazones muchos acaban como el doctor Remigio y sus vecinos del museo.
Nuestro planeta, lamentablemente, cada vez se parece más a los cuerpos de las momias que tengo delante. Cada vez es más seco, más duro y más rígido.
La dureza del metal y del concreto está sustituyendo a la suavidad de la tierra. El polvo seco de los desiertos sustituye a la humedad de los bosques. La rigidez de las máquinas está sustituyendo a la flexibilidad de los seres vivos. Mientras más se apega la humanidad al materialismo más se acerca a la muerte y más se aleja de la vida.
Y entonces, la pregunta más importante, y para la cual yo no tengo respuesta es: ¿Como vamos a hacer para evitar que nuestro materialismo convierta a la tierra en un cuerpo seco, duro y rígido como el de las momias que tengo delante? ¿Y cómo haremos para que nuestra sociedad comprenda que el materialismo es el camino de la muerte para que así podamos de nuevo emprender el camino hacia la vida?
Capítulo siguiente: Viaje al Centro del Universo. Parte 8: El Exilio de Don Quijote
Museo de las Momias de Guanajuato
Museo Iconográfico del Quijote de Guanajuato
Restaurante Los Campos
Mesón Cuevano
Fuentes consultadas y adicionales
Tao Te King. Lao Tse
La Biblia. Génesis
Jiddu Krishnamurti. ¿Qué es la muerte?
Carl Jung habla sobre la muerte
La Muerte Viaje al Más Allá. Pueblos antiguos
Diario de un Observador. La nada