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Árbol desmochado. Esta técnica, prohibida en algunos países, provoca graves daños tanto a los árboles como al ecosistema. |
Desde hace años una familia de jilgueros anidaba cada primavera frente a la casa de un amigo. Bajo la protección de sus ramas la familia construía su nido y cuidaba a sus crías.
Este año 2014, ya en abril, los jilgueros no llegarán. Le han cortado las ramas al árbol en el que anidaban. Como para muchos otros seres vivos, para ellos, la primavera no llegó.
Todos sabemos que la naturaleza está sufriendo los graves efectos del llamado cambio climático, pero pocos comprendemos que el clima no tiene la culpa, y que lo que está pasando está siendo provocado, en gran parte, por una severa deforestación.
Durante más de veinte años viajé por el sur de España, mi país natal, dando conciertos como saxofonista y guitarrista. En esas dos décadas toqué en fiestas y celebraciones de una gran cantidad de pueblos y ciudades. Al mismo tiempo, en esos viajes, conocí muchos bosques y arboledas que estaban cerca de las carreteras y en las poblaciones.
De esa época recuerdo el monte donde vi por primera vez las siluetas de los venados. Muchos atardeceres, cuando regresábamos al pueblo, estos animales nos observaban desde la cima de una pequeña colina. Sus siluetas imponentes convertían estos encuentros en momentos mágicos, inolvidables.
Este bosque mágico, como muchos otros, es hoy un llano verde sembrado con monocultivos y rociado con productos químicos.
Los turistas ven estos sembrados extensivos y de secano hermosos, incluso les toman fotos. La realidad es que en la mayoría de estos lugares no es posible la vida natural.
Un año más llego a mi pueblo en la Sierra de Cádiz, una zona privilegiada años atrás por su riqueza natural, que resiste rodeado por la devastación que llevó a mi tierra la mal llamada "civilización".
Pero la destrucción de mi tierra no está siendo realizada solamente en el campo de lo ecológico. Con la llegada de Europa la destrucción de lo económico, lo social y lo cultural ha sido brutal.
Como La Nada de la Historia Interminable, después de la entrada en el tratado de libre comercio europeo, la naturaleza, la cultura, lo humano, el arte y la tradición andaluzas han desaparecido o están desapareciendo.
La herencia que Europa le está dejando a mis compatriotas no parece ser nada más que la deuda, la deforestación, la corrupcción, los químicos, los recortes sociales, la destrucción de la cultura y la falta de solidaridad ante los problemas de los ciudadanos. La Nada del falso "primer mundo", como Atila, no deja nada por donde pasa.
En la carretera junto al monte de los venados, hoy deforestado, veo un grupo de buitres hambrientos arriesgando su vida para comerse los restos de un pequeño perro atropellado. Tienen tanta hambre estos buitres que no nos han visto y hemos tenido que reducir velocidad. Casi atropellamos a uno.
Es sorprendente ver a los buitres, tan recelosos y precavidos, cegados por el hambre, acercándose al ser humano y arriesgando su vida en una carretera por comerse un simple perro.
Al parecer el problema es una ley que obliga a enterrar los cadáveres de los animales muertos, por lo que muchos animales salvajes que sobrevivían a base de carroña, como los zorros, se están muriendo de hambre, en lo que parece un ecocidio silencioso y premeditado.
Cuando le pregunto porqué querrían enterrar a los animales dejando a los buitres y otros animales sin comida, mi amigo me dice que no lo sabe con seguridad, pero que hay muchos rumores.
Unos rumores son que se llevan los animales para quemarlos y hacer negocio vendiendo sus cenizas que se usarían como abonos para el campo. Otros que la práctica empezó con el mal de las vacas locas. La realidad es que, fuera cual fuera la causa para enterrar los cadáveres, a muchos animales salvajes los estaban matando de hambre. ( Te invito a leer este artículo para comprender la enorme manipulación que se ocultó detrás del montaje de las vacas locas )
Días después, sentado en una terraza, observo a los buitres sobrevolando el pueblo, y la gente, como las noticias no han dicho que los están matando de hambre enterrando su comida, la gente ve a estos animales hambrientos ¡como la prueba de que hay muchos más buitres que antes!
Viendo a los buitres recuerdo las salamandras, las jinetas, los gatos monteses y otras tantas especies que vi de niño y hoy están extintas o al borde de la extinción.
Para los "hombres modernos", que ven el mundo como una suma de estadísticas y números, la desaparición de los bosques es simplemente un negocio rentable. Pero para mí, que pasé tantas veces junto a ellos, esos árboles y bosques eran seres vivos, y como los conocí, percibo el vacío que dejan y siento tristeza al verlos convertidos en terrenos áridos y desiertos.
La mayoría de las dehesas a las que iba de niño han sido convertidas en monocultivos de trigo, girasol, remolacha, olivares, etc. y la mayoría de estos terrenos, debido a la gran cantidad de agroquímicos y herbicidas que usan, ya no permiten la vida salvaje. Ni siquiera la hierba sobrevive.
Mientras observo mi pueblo blanco iluminado por el sol, junto a la carretera vemos a unos turistas que paran el coche para tomar fotos junto a un llano sembrado de trigo donde un tractor está echando agroquímicos. ¡Esta familia ve este campo árido y muerto hermoso y quiere fotografiarlo!
Siento ganas de pedirles que metan a sus niños en el coche y se alejen. Ellos no lo saben, pero los que echan esos venenos deben llevar trajes especiales y máscaras porque el contacto con los agroquímicos es altamente peligroso y podrían enfermarse los niños.
Llegados al pueblo camino por sus calles llenas de naranjos, antes floridos y los encuentro todos cortados, pelados. ¿Pero qué le habrá pasado a los árboles?¿Estarían enfermos?
Un hombre corta las ramas de los naranjos en plena primavera, con los azahares comenzando a florecer y llenos de nidos de pajaritos. ¿Los están podando?¿Pero cuando se han podado los árboles en primavera?
Mi abuelo se dedicaba a podar árboles y se que estos cortes solo se hacen en invierno para no matar al árbol. Pero hoy ese conocimiento se ha perdido y el hombre de la motosierra corta los naranjos llenos de nidos en plena primavera. Esta Semana Santa no habrá olor a azahar.
De niño, cuando corría, una nube de saltamontes, de abejas, de mariposas, de mosquitos, y de otros insectos volaban frente de mis pies. Hoy no se mueve nada: Este olivar está muerto.
En el pueblo de mi abuela María Torres, Zahara de la Sierra, paro a tomar una fotografía y veo algo algo extraño. ¿Cómo puede ser qué estemos en primavera y el suelo esté marrón? ¿Porqué el suelo parece quemado y los olivos están verdes? ¿Cómo puede haberse quemado la hierba sin que se quemen los árboles?
Al entrar en el olivar veo que aunque es en primavera, no hay saltamontes, no hay pájaros volando, no hay nidos, no hay lagartijas en las piedras. Este olivar también está muerto, está quemado.
Desde lejos, este olivar parece un bosque, pero no lo es. Lo han rociado con herbicidas, agroquímicos que, como Atila, destruyen la hierba, y esto afecta a todas las criaturas que vivían en él.
Observando el olivar "quemado" y muerto me pregunto: ¿Qué pasará con esos químicos? ¿Se los llevará la lluvia a la tierra y contaminaran las corrientes de agua?¿Enfermará la gente que coma después estas aceitunas llenas de productos químicos?¿Que pasará con las aves o animales que se coman los insectos y los pequeños animales contaminados con los herbicidas, morirán también envenenados?
El panorama, desolador, me fuerza a aceptar una dolorosa realidad: Muchos olivares de mi tierra ya no son lo que eran y forman parte del inmenso desierto andaluz, el desierto que trajo la nada.
En la tele, en el Tour de France, veo extensos campos de girasol que, igual que este olivar, probablemente son lugares desiertos, áridos, contaminados y yermos.
Al día siguiente, para meditar y reflexionar sobre la tragedia de los olivares muertos, decido caminar a un monte donde pasé gran parte de mi infancia.
En ese lugar solía jugar a buscar fósiles o encontrar cuevas, me montaba en los árboles para ver los nidos de los pájaros y buscaba animales bajo las piedras.
Me dirijo también a ver a los hombres de los árboles. Un lugar secreto del bosque donde había tres árboles cuyos troncos parecían personas con los brazos abiertos. Los niños creíamos que al atardecer estas figuras tomaban vida. La primera vez que vi a los hombres de los árboles con mis amigos fue tanto nuestro miedo que corrimos hacia el pueblo totalmente en pánico sin mirar atrás.
Cuando se me quitó el miedo a aquellos árboles que parecían hombres, iba y me sentaba en la hierba fresca cada tarde a observar al sol ponerse y a las grandes bandadas de pájaros que cruzaban el cielo.
Tristemente, La Nada no sólo se ha llevado a los hombres de los árboles, porque mientras camino frente a mis pies no hay vida, los saltamontes ya no saltan, no hay conejos, y no hay tampoco bandadase de pájaros. Y en medio de un silencio terrible comprendo que este bosque está muriéndose. Se lo llevó la Nada.
Una noche, mientras cenaba en el refugio en la selva, un biólogo me explicó que la forma de saber si un bosque está muriendose es observando el número de animales e insectos que lo habitan. Si el bosque no tiene animales ni insectos, el lugar ya está muriendo.
Y abrumado por el terrible silencio de la tarde me toca afrontar una triste realidad: el bosque donde pasé gran parte de mi infancia se está muriendo.
Al no haber suficientes animales que transporten las semillas lejos de los árboles, ni suficientes insectos polinizadores, el bosque se debilitará y morirá. Será una muerte que durará cientos de años quizá, pero será una muerte real. Para los bosques un siglo no es nada.
A continuación un vídeo que muestra un paisaje del desierto andaluz en una grabación realizada el 2014 en el camino que va desde la Sierra de Cádiz hasta Sevilla. Este es el paisaje predominante en una gran parte de las carreteras andaluzas y españolas.
De Cai a Sevilla
Despierto al nuevo día y en la radio suenan unas sevillanas que solíamos tocar en las fiestas de los pueblos con la banda de música. Las sevillanas dicen: "Desde Cai a Sevilla. Yo vengo andando," y aunque de eso hace menos de dos décadas, hoy esa canción es parte de un pasado perdido. Yo iré hoy de Cai a Sevilla por carretera y comprobaré que ir andando es imposible: "No hay ni un árbol".
El viaje a Sevilla desde la Sierra de Cádiz, un viaje hermoso en mi infancia, resulta hoy desagradable, y monótono. Casi todos los árboles y bosques que había han sido arrancados y la mayoría de los lugares verdes han sido convertidos en terrenos deforestados y secos.
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Mapa de la aridez en España |
Pero la carretera de Cai a Sevilla no es la única que se ha tragado La Nada, al día siguiente visitaré Jerez de la Frontera y descubriré que la nada avanza sin resistencia por mi tierra.
La noche antes de este viaje sueño con Jerez y su Semana Santa, celebración a la que fui a tocar durante muchos años con mi saxofón. Sueño con la música, el incienso, las velas, los naranjos repletos de flores de azahar, los dulces, los turrones, las artesanías... Pero, como bien decía Calderón: ...los sueños, sueños son, y al día siguiente, cuando vaya a Jerez, despertaré de mí sueño, y lo que veré hará que se convierta en pesadilla.
Al llegar a la ciudad, me recibe un enorme centro comercial, monstruoso, y más allá en el horizonte un paisaje casi infernal. Un extenso llano, un inmenso desierto que llega hasta donde alcanza la vista, rodea a la ciudad. Y como no hay árboles ni sombra, estos llanos se calientan y traen a la ciudad un viento infernal, el calor es insoportable.
En el centro ya no hay vida, no hay gente, ni flamenco, ni pequeñas tiendas, todo está cerrado, abandonado y en silencio.
Igual que destruyó la tierra, La Nada, avanzando silenciosa que ha arrasado con todo a su paso.
El centro comercial de Jerez, que les iba a traer riqueza arruinó a la ciudad y aún viendo eso, muchos otros pueblos están abriendo grandes supermercados y serán arruinados igual.
Al principio, estas grandes tiendas, les pondrán las cosas baratas hasta que los pequeños negocios y los pequeños productores quiebren. Pero cuando todo esté cerrado y estos monstruos no tengan competencia, los que ahora creen que ahorran tendrán que pagar lo que les rebajan y con altos intereses. Lo barato les saldrá caro.
En realidad, yo soy consciente de que no puedo hacer nada. Sólo el día que no haya gasolina y no llegue el camión a abastecer al supermercado la gente comprenderá el valor de conservar la naturaleza y proteger a la gente del campo.
Regresando veo con tristeza la gran cantidad de árboles que arrancaron en la carretera de Jerez, y cuando pregunto me dicen que fueron arrancados para evitar los accidentes de tráfico. Al parecer, los motoristas que iban al mundial se estrellaban contra los árboles y por eso se les consideró peligrosos, por eso los cortaron.
Pero no sólo las motos provocaron el ecocidio, sino que los árboles de muchas ciudades y pueblos se arrancaron para que la gente pudiera estacionar sus vehículos o que estos pudieran moverse mejor ¿Y no sería mejor en lugar de arrancar tantos miles de árboles intentar despertar la conciencia en las personas para que no usen sus vehículos cuando no los necesitan? ¿No deberíamos promover más los transportes públicos y fomentar que las personas caminaran por los pueblos? ¿No deberían promover para evitar los accidentes que los conductores respetaran los límites de velocidad o que no transitaran bajo los efectos del alcohol? Estas preguntas parecen sólo tener una respuesta: Los árboles no interesan hoy, interesan los coches, interesan las motos, interesa el negocio... Que quemen gasolina y mientras más mejor. Es cuestión de dinero y si los árboles molestan, pues se arrancan.
Interminables preguntas surgen: ¿Nadie ve lo mucho que perjudicará arrancar esos miles de árboles?¿Nadie se da cuenta de que arrancar tantos árboles afectará las temperaturas?¿Y qué pasará con las lluvias?¿No se dan cuenta de que se sufrirán sequías, inundaciones, fuegos y olas de calor? ¿A nadie le importan los animales e insectos que habitaban en esos árboles?.
Se sabe que arboledas y bosques regulan la temperatura y retienen el agua evitando sequías, olas de calor e inundaciones. ¿Y aun así se arrancan?
Sabiendo lo importantes que son los árboles me pregunto: ¿Qué piensan las personas sobre la deforestación? ¿Cual será la razón por la que permiten que los dejen sin futuro?
Los siguientes días comprendo que la mayoría no está interesada en la deforestación y los cambios climáticos que esta provocará. Y aunque todos admiten que ultimamente el clima ha cambiado mucho, casi nadie parece querer hacer nada para evitar estos cambios ni sus consecuencias.
Al comenzar a preguntar sobre la deforestación descubro que existe una cultura de desprecio hacia la naturaleza grande y hay una gran ignorancia sobre su valor.
Así, por ejemplo, un señor me dice orgulloso y en voz alta, para que escuchen sus amigos en el bar, que: "los árboles no sirven para nada y manchan mucho la calle, que habría que arrancarlos todos". Y otro, para darle la razón, añade que "no ve que haya ninguna deforestación y que el campo está llenito de árboles".
¿Eres de los que piensa como ese hombre?¿Crees que los árboles no sirven para nada?¿Piensas que no te afectará cuando destruyan los bosques y arranquen todos los árboles? Ve y visita el Sáhara. Ahí comprenderás.
Comprobar el efecto de la deforestación es sencillo y te invito a que hagas el ejercicio que comparto a continuación: En verano, cuando más calor haga, busca un árbol grande y ponte a la sombra bajo su copa, comprobarás que el árbol regula la temperatura y conserva la humedad, después toca el suelo y verás que está fresco, siente la humedad en su tronco con tu cuerpo. Será tu protector.
Este simple experimento nos enseña algo muy importante: lo mismo que sufrimos al quedar expuestos directamente al sol durante mucho tiempo, es lo que sufre la tierra cuando le quitamos los árboles: se queda sin agua y muere. Al arrancar los árboles la deshidratamos y la matamos.
Por varias semanas continuaré viajando y observando los campos. No importa la dirección que tome: Málaga, Cádiz, Sevilla, Extremadura... En casi todas las direcciones encontraré deforestación y algún que otro turista parando el coche para tomarle fotos a la destrucción.
Ha cambiado el cuento
Regresando de Málaga, por la carretera de Antequera, vemos a un pequeño burrito, muy jóven, al pobre animal lo tienen amarrado a una alambrada en un llano, a las tres de la tarde. Como no hay árboles en decenas de kilómetros a la redonda la temperatura es infernal, altísima.
Observo al burrito y me acuerdo de Platero: ¡Como ha cambiado el cuento!. Este burrito amarrado a pleno sol sin agua en un llano deforestado no saldrá en ningún cuento, ni se hará famoso, pero su sufrimiento, al menos, servirá dentro de esta historia para sacar a la luz que la crueldad humana no tiene límites. Cuántos animales veré en el viaje amarrados a pleno sol o sin árboles para cubrirse.
Más adelante, en las afueras de un pueblo, observaré a unas personas que caminan y corren en un carril junto a unos campos que están siendo fumigados por un tractor. Mientras el tractorista arroja una gran cantidad de agroquímicos estas personas corren cerca sin darse cuenta de que es peligroso respirar algunos de estos productos.
¿Es posible que no se den cuenta de que están corriendo en unos campos donde se están arrojando substancias tóxicas y que a los lugares donde están fumigando es mejor no acercarse?¿No se fijan que el hombre que va en el tractor debe llevar un traje especial y una máscara?
Han pasado semanas desde que empecé mi viaje y aunque profundizar en el tema no es agradable, observar a la naturaleza siempre te da grandes lecciones.
Para buscar en mis recuerdos me dirijo a un olivar que fue muy importante durante mi infancia. Voy a hacer una regresión, voy a viajar al pasado.
Tengo siete años y mi padre me ha llevado al campo a coger aceitunas. Mientras juego tirado en la tierra miro a un sembrado recién arado que hay junto al olivar y veo el brillo de algunos insectos, pajaritos y lagartijas que se mueven. Como soy un niño tantos animalitos moviendose me atraen, y aunque mi padre me dijo que no me moviera, salgo corriendo al sembradío a jugar con ellos, quiero agarrarlos y morderlos.
Cuando voy a agarrar una lagartija mi padre llega corriendo me coge del brazo, me grita muy enfadado y sin darme explicaciones me lleva de nuevo al olivar, me sienta frente a una caja de plástico, la llena de aceitunas y me pone a jugar con ellas.
Aun existen personas que dicen que es difícil saber con seguridad porqué tantas especies de plantas y animales se están extinguiendo. Pero yo creo que si los expertos dejaran el laboratorio y se fueran a una explotación agrícola a ver cómo arrasamos con la naturaleza y la vida salvaje, descubrirían facilmente que nuestro sistema de producción basado en los monocultivos, la deforestación y el uso de productos agroquímicos tiene mucho que ver con esas extinciones.
La nada
Pero sigamos con el recuerdo para intentar sanarlo. Me encuentro de pie en ese mismo lugar, donde décadas atrás vi a los animales muriéndose y viene a mi mente una inquietud: ¿Que podrán hacer los seres vivos que pierden sus bosques y que no pueden seguir viviendo en estos campos rociados con agroquímicos? ¿Donde irán para sobrevivir?
La única opción para estos animales es migrar a las zonas urbanas, acercarse a los pueblos y de esa forma a los seres humanos. Las ciudades, que hasta hace poco eran símbolo de contaminación, ¡ahora son la única opción de los animales para sobrevivir porque ya no se puede vivir en los campos!
Muchos piensan que el hecho de que haya más animales cerca de los pueblos es porque se están recuperando, pero la realidad es que muchos de ellos huyen de los campos deforestados, áridos y rociados con productos químicos.
Mientras escribo estas reflexiones, un amigo me comenta lo bonito que está el pueblo, que ya llegó la primavera, y que eso le da mucha alegría. Y yo lo que veo por la ventana es todos los naranjos de la calle pelados y los nidos de los pajaritos en el suelo tirados. ¿Es posible que esta persona no vea que la mayoría de los árboles tienen las ramas peladas o cortadas? ¿Cómo no ve a los limoneros pelados y reducidos a la forma de unos chupa-chups?¿Es que no ve los extensos llanos deforestados que hay en casi todas las direcciones?¿Cómo puede ver bonitos esos llanos extensos y muertos, tratados con productos químicos, herbicidas y pesticidas?¿Como puede ver bonito un árbol pelado o cortado por la rama casi hasta donde se une al tronco?¿Cómo no se da cuenta de que este año no llegó la primavera?
Cuando nos toca aprender lecciones hay que tener fuerza, y después de despedirme de este amigo, junto a mí se sientan dos jóvenes, no tienen más de treinta años, hablan en voz alta, quieren que todos los escuchen, su charla es sobre la cacería, con orgullo uno habla de como sólo días atrás mató a un venado y se muestra orgulloso, además, de que mató más conejos que el otro. Si mataran para comer está bien, pero su macabra conversación termina cuando uno de ellos se jacta de haber matado a dos zorros, sólo por el gusto de matarlos. Su risas están llenas de una crueldad terrible. Ni siquiera los miro y sin terminarme el café, me levanto y me voy.
Tantas criaturas siendo obligadas a acercarse a las ciudades y pueblos donde se encontrarán con jóvenes como estos, armados con sus escopetas y listos para mostrar como la ignorancia humana no tiene límites.
Llevo mes y medio con esta historia y toca cerrar página. Mi último viaje será una visita a Colmenar, un pueblo de la Axarquía malagueña para realizarle una entrevista a un experto en abejas.
Vengo pensando en el coche que el ser humano no debe ser una especie evolucionada, si así fuera, no destruiría las especies que son necesarias para su supervivencia, como por ejemplo las abejas. ¿Que clase de ser evolucionado mataría a las abejas responsables de la polinización que hace posible que se alimente? ¿Qué ser evolucionado destruiría a la naturaleza que le provee de lo que necesita para vivir?
En una cafetería hay dos mujeres sentadas, una anciana de unos ochenta años y otra de no más de cincuenta. Una mosca entra por la ventana, la anciana le pide a su compañera que la mate, la mujer más jóven se levanta, toma un bote de insecticida y comienza a rociar a la anciana con el insecticida. Se lo echa en las piernas y en el cuerpo, el insecticida cae directamente en la ropa o en su piel.
Esta escena, que pareciera de ciencia ficción, es una imagen muy cotidiana en la sociedad occidental. Y es que nuestra sociedad es una sociedad del insecticida, del bactericida, del raticida, del herbicida, del plaguicida... Y como el sufijo -cida viene del griego -cidium que significa matar, podríamos decir que la sociedad occidental es la sociedad de la muerte.
No hacen falta investigaciones ni estudios para comprender que si algo mata a un insecto o a un animal pequeño, que mate a un ser humano es cuestión de tiempo de exposición y de dosis. No es tan difícil de comprender.
Ver a la mujer rociando a su amiga con el veneno hace que me pregunte. ¿Tendrá que ver el abuso de hace nuestra sociedad de los químicos con tantas muertes de personas jóvenes que se han dado recientemente?
Nuestra sociedad de la muerte, la de los "-cidas", es tan absurda que las personas usan insecticidas contra las especies infofensivas que ayudan a mantener el orden natural. Y un ejemplo está en que cuando era niño había muchas salamanquesas junto a las farolas. Estas salamanquesas son unos pequeños reptiles que se alimentan de insectos y son excelentes para controlar los mosquitos.
Antes había tantas que te caían en la cabeza, en los últimos años ya casi no hay. Es uno de los otros muchos animales que han ido desapareciendo o están en camino de desaparecer debido a los venenos.
Y al no haber gatos ni serpientes muchos pueblos, muchas veces sin que lo sepan los vecinos, se están viendo obligados a usar una gran cantidad de venenos raticidas. Unos venenos muy potentes, que pueden matar a un ser humano, y que además han probado muchas veces su ineficacia porque las ratas se hacen inmunes a ellos.
El mes de abril
Ha llegado el mes de abril, los azahares de los naranjos florecieron, los árboles están llenos de nidos de aves piando, estamos en primavera, y un ruido muy molesto hace que me distraiga. Es el sonido de una motosierra. Están desmochando árboles, están cortando sus copas y sus ramas. Con un simple movimiento del brazo del talador, las flores de azahar, los pequeños animales, los insectos, los nidos llenos de pajaritos y las ramas de los naranjos caen al suelo. Caen víctimas de la ignorancia de una sociedad que no comprende, que no entiende, que la naturaleza es su protectora y que de ella depende.
Oyendo como cortan las ramas y como pelan los árboles me pone nervioso, pero estoy en España y hoy hay partido, no hay nada que hacer. Los que conocen España saben que en este país de lo que más se habla no es de la defensa del derecho a un trabajo digno, tampoco se habla del futuro de los hijos, tampoco se conversa de que se está desmantelando la seguridad social, la mayoría no piensa que sea importante frenar la deforestación para evitar que aumenten las sequías y las inundaciones, tampoco importan las olas de calor, ni los incendios. Para la mayoría de los españoles lo importante es el fútbol.
Ganamos el mundial
Sería injusto decir que sólo para España el fútbol es importante. Para el mundo también lo es.
Según estudios muy serios, durante la preparación del mundial de Brasil, las selvas del Amazonas fueron deforestadas a un ritmo sin precedentes y decenas de miles de personas fueron desalojadas de sus hogares como si se tratara de los refugiados de una guerra.
Pero para el mundo, el Amazonas, pulmón del planeta tierra, y las personas desalojadas no son ningún problema. Para ellos, como para los españoles, lo importante es el mundial.
Cada día, en el bar, como si se tratara de un sueño oscuro que se repite, observo como todos conversan sobre fútbol. Son conversaciones que conozco muy bien, yo mismo viví en esa especie de limbo muchos años. Yo también caí durante muchos años en ese pozo sin fondo. Un gran agujero negro aburrido y monótono.
Estas conversaciones sobre deportes, que hoy miro desde otra perspectiva, nunca dicen nada importante, de ellas no se aprende nunca nada: que sí fue penalti, que si no lo fue; que este jugador es muy bueno y que el otro es muy malo; que si los arbitros esto, que si los árbitros lo otro; que siempre ganan los mismos; este árbitro siempre le roba a mi equipo, etc, etc, etc. Puedes oir esas conversaciones año tras año, década tras década, y siempre son iguales, siempre se repiten. Pero estas charlas repetitivas, vanas y obsesivas para la sociedad no son un problema mental: son lo normal.
Encuentro varios artículos, de muy diversas fuentes, que explican que estos cortes, que se llaman desmochados y matan al árbol, se están haciendo en gran parte de España y en otras muchas partes del mundo.
¿Sabrán los que cortan esos árboles que el desmochado sólo debería realizarse en casos de extrema necesidad? ¿Serán conscientes de que cuando un árbol sano se desmocha sufre serios daños y a la larga muere? ¿Han pensado el calor que provocarán estos cortes en el pueblo cuando el sol cuando caliente el asfalto?¿Y que pasa con el aumento de la contaminación que provocarán estos cortes?¿No les importa dejar sin hogar y alimento a miles de insectos y aves?
Desde que era un niño, escuché a los expertos advirtiendo que el desierto avanzaba imparable en España. En 2008, por ejemplo, el Ministerio de Medio Ambiente español reconoció que casi tres cuartas partes de España se encontraban amenazadas por la aridez y en riesgo de convertirse en desérticas. Pero a pesar de que los hechos son obvios nadie hace nada, ahí están todos viendo el fútbol como si no pasara nada. Y mientras La Nada avanza.
Para intentar comprender mejor la situación intento recurrir a la prensa española como fuente. Y lo que encuentro son dos titulares totalmente contradictorios y publicados con muy poco tiempo de diferencia. Mientras que en 2011 un periódico, citando como fuente al Observatorio de la Sostenibilidad de España (OSE), afirma que "España está a la cabeza de la superficie forestal en Europa" otro, sólo tres años después, en 2014, publica que "España es el país más desertizado de Europa. Las estadísticas son como los parches, sirven para tapar cualquier agujero, se noten más o o se noten menos.
Debido a las grandes contradicciones que encuentro en la prensa decido aprovecharme de la tegnología y sacar mis propias conclusiones, cosa que resulta más efectivo y también más fácil. Usando páginas de fotografías tomadas recientemente observo facilmente que lo que veo con mis ojos es verdad: España sufre un gran riesgo de convertirse en un desierto.
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Árboles cortados en la Sierra de Cádiz |
En medio de mis desvaríos, cual Quijote moderno, sigo haciéndome preguntas: ¿No sería lógico que España hiciera un plan para reforestar? ¿No se debería trabajar en la prevención de incendios? ¿No se debería evitar la tala de árboles? ¿No sería importante crear conciencia para que las personas consumieran menos energía y ayudaran a preservar los recursos naturales?¿No debería plantearse una salida hacia una agricultura sustentable sin agroquímicos ni deforestación?¿No deberíamos crear un sistema de agricultura que estuviera en armonía con la naturaleza y la ayudara a prosperar?
En un artículo que describe una proposición no de ley del gobierno de España publicado este mismo año 2014 encuentro: "...recuerda (el gobierno español) que el incremento del combustible que ha tenido lugar durante los últimos años ha impactado de forma significativa sobre la industria maderera. "Combinando las medidas que facilitan el transporte de madera con la potenciación del uso alternativo de la masa forestal como fuente de energía se puede mejorar sustancialmente la competitividad del sector", insiste el partido que da sustento al Gobierno. (Esta ley fue aprobada tiempo después de publicar este artículo y fue bautizada como "la ley de montes")
La proposición no de ley afirma: ..Asimismo, recuerdan que "la utilización económica de los bosques redunda en una mejora de su estado que se traduce en una menor vulnerabilidad a los incendios" y que propician una mayor actividad económica y nivel de empleo en las zonas rurales.
¿Querrá decir esto que la solución para evitar los incendios es explotar más los bosques?¿Habrá visto alguno de nuestros legisladores en sus vacaciones que en el desierto del Sáhara no hay incendios porque no hay vegetación? ¿Arrancamos los árboles del bosque para que no se quemen?¿Nos imaginamos a los tres cerditos, los del cuento, metiendole fuego a su casita para evitar que arda cuando el lobo venga a quemarla?
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Un árbol cortado en el parque natural |
Si tomo un papel de cartón empapado en agua e intento meterle fuego le cuesta arder; pero si después seco ese cartón al sol, cuando esté bien seco, al meterle fuego arderá con facilidad. ¿Sucederá lo mismo con nuestros bosques?¿No vendrá una ola de incendios?
Por supuesto. Se ha comprobando que en el Amazonas, mientras más se deforesta, más aumentan los incendios. No al revés. Menos árboles es igual a menos humedad, más calor y más fuegos.
Como es el final de la liga hoy hay tres encuentros seguidos. Y mientras las personas "normales", casi todos ebrios, le gritan al televisor como si les escuchara yo, el "raro", sigo haciéndome preguntas incómodas sobre el triste futuro de nuestra tierra.
Las preguntas
¿Cuales serán los motivos por los que hacen estos cortes salvajes?¿Quién puede estar interesado en esta destrucción del medio ambiente? ¿Se trata simplemente de ignorancia y falta de conciencia?¿O es un negocio el que propone esta ley? Decido conversar con más personas sobre el tema, pero habrá que esperar a mañana porque hoy hay partidos.
A la mañana siguiente le pregunto a la primera persona que encuentro sobre estos cortes de árboles y me dice que los hacen para evitar que las hojas de los árboles "manchen" el suelo y así se "mantiene el pueblo limpio." Segundos después decide ir aun más lejos y me dice que habría que cortar todos los árboles del pueblo para evitar que sigan "tirando tanta basura" y "ensuciando" los coches con sus hojas y flores.
Las versiones siguen: ...que los árboles han sido cortados para no tener que contratar a trabajadores que limpien las calles; ...que los políticos están vendiendo la madera....;....que los de los comerciantes están cortando los limones y frutales para obligar a la gente a ir a los supermercados...". Casualidad o no, intencional o no, en todas estas afirmaciones parece haber una parte importante de verdad.
Un jóven me cuenta que su mujer está embarazada y necesita hacer ejercicio y caminar. Pero que desde que han pelado los árboles hace mucho calor en la calle no puede salir de día porque teme que con el calor de la acera recalentada se pueda desmayar.
Días después nos vamos a Grazalema, uno de los destinos más turísticos de la Sierra de Cádiz, y después de subir al Simancón, un lugar montañoso espectacular, bajamos al pueblo con la idea de tomar unas fotos desde su mirador.
Al llegar al mirador, al mediodía, lo encuentro totalmente vacío, cosa que me extraña mucho, porque se ven muchos coches aparcados. Y no tardaré mucho en darme cuenta de porqué el mirador está vacío: los árboles han sido desmochados y están totalmente pelados, solo tienen la sombra de sus troncos.
Al no haber sombra el calor es insoportable, la piedra recalentada hace que el sitio parezca una sartén y cuando miro a mi izquierda, en una imagen digna de un guión de Charles Chaplin, veo a un gran grupo de turistas compitiendo por sentarse a la sombra del único árbol que queda con ramas. Y aunque el hecho no sea para reírse, no puedo evitar reírme a carcajadas viendo a los turistas peleándose por meterse debajo del árbol.
¿Frente a nosotros están los árboles con las ramas cortadas sin un solo brote, totalmente pelados y aun así esta persona me dice que no me preocupe, que el árbol se recuperará en menos de dos semanas? ¿Es posible que esta persona no sea capaz de razonar por sí mismo y darse cuenta de que las ramas de los árboles cortadas, por supuesto, no podrán recuperarse en dos semanas?
Llevo casi dos meses viajando y observando diferentes lugares, leyendo artículos y conversando con personas, desde cabreros a apicultores, ingenieros forestales o agricultores y para terminar decido visitar uno de los montes donde el año pasado hice un breve audiovisual sobre las abejas que llamé Compartimos un mismo destino. Pero eso no será posible, porque poco después de que terminé el reportaje el monte se incendió y fue deforestado. Otro bosque menos.
Tras un mes y medio de viaje mi conclusión es muy simple: Sólo un loco destruiría las fuentes que le dan la vida, solo la demencia llevaría a alguien a contaminar el aire que respira, envenenar el agua que bebe y destruir el medio ambiente que le da de comer. Así que por eso mi conclusión es que lo que estamos viviendo en nuestros días es una locura colectiva donde la naturaleza, juzgada por nuestra ignorancia, ha sido declarada culpable y la hemos crucificado.
A continuación puedes ver el breve audiovisual que realicé sobre este tema.
A continuación puedes consultar con más profundidad los artículos que he usado como fuentes:
Podas excepcionales
Podas Salvajes (El Mundo Ciencia)
Practicas de poda que dañan al árbol
Cuando podar un árbol
El árbol necesita su copa
Prunning mature trees (Inglés)
Dangers of Over Pruning (Inglés)
Atlas municipal de mortalidad por cáncer en España
Porqué el desmoche lesiona a los árboles
¡No desmoche árboles! Three City USA bulletin
El desierto avanza imparable en España
El desierto 'se come' España
La dualidad aridez-sequía
La desertización avanza en España
España hacia un clima extremo
Mapas incendios y deforestación en España
España, líder en deforestación
La deforestación arrasa 16 millones de hectáreas al año
España, millones de hectáreas deforestadas
Alergias afectarán al 40% de la población
Acorralados por las alergias
Tornado del 19 de enero en Huelva
Tornados
Satélite Envisat
Azúcar amargo
Efectos de los agroquímicos en Argentina
Proyecto de ley sobre transporte de madera por carretera en España
España a la cabeza de superficie forestal en Europa
España el más desertizado de Europa
Científicos afirman que la tierra tendrá grandes cambios en 2050
Deforestación en el Amazonas peruano
Centroamérica en riesgo de crisis alimentaria
Los molinos de viento españoles matan de seis a 18 millones de aves y muciélagos
El Dilema del Omnívoro
Europa prohibe tres pesticidas
Harvard demuestra que pesticidas de Bayer están matando las abejas
Como un pueblo argentino lucha contra el gigante Monsanto
Para un Mundial hacen falta estadios, no hospitales
Gatos. Los guardianes del conocimiento
Planta un árbol
www.catedu.es
Historias de una tierra herida. Alvaro Ybarra Zavala
Localidades o términos municipales que visité donde encontré deforestación, árboles desmochados y/o consulté con personas para este texto:
Provincia de Cádiz
Parque Natural Sierra de Grazalema, Parque Natural de los Alcornocales, Prado del Rey, Villamartín, Arcos de la Frontera, Paterna de la Rivera, Benaocaz, Ubrique, Olvera, Coto de Bornos, Jerez de la Frontera, Junta de los Rios, San José del Valle, Grazalema, Algodonales y Villaluenga del Rosario.
Provincia de Sevilla
Sevilla capital, El Ronquillo, El Coronil, Las Cabezas de San Juan, Montellano
Extremadura
Cáceres, Fuente de Cantos
Provincia de Madrid